Cachalú: un homenaje a la vida silvestre

El 3 de marzo se convierte en un día para homenajear la vida silvestre, para resaltar la importancia de cada uno de los seres que se encuentran en su hábitat natural y recordar que aún hay amenazas a las que se exponen como: las cadenas de extinción, destrucción de hábitat y la introducción de especies en otros ecosistemas.

El Día Mundial de la Vida Silvestre se decretó en la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de diciembre de 2013, cuando se proclamó la aprobación de Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).

Este tratado internacional, firmado por representantes de 183 países, busca conservar y proteger más de 35.000 especies de plantas y animales, para que la supervivencia en su medio natural no se vea amenazada debido al comercio ilegal de fauna y flora.

Este año la CITES insta a “recuperar las especies clave para la restauración de ecosistemas”. Y en ese marco, hacemos un homenaje a nuestra Reserva Biológica Cachalú que en este 2022 cumple 25 años de existencia. Ubicada en Santander, en los municipios de Encino y Charalá, son “1.100 hectáreas de bosques andinos y robledales, surcados por riachuelos de aguas rojizas de gran belleza”, según la describe Elkin Rene Briceño, técnico de Fundación Natura, quien está al frente de la realización del Plan de Ecoturismo del municipio de Encino.

Esta reserva se convierte en un espacio fundamental para la restauración de ecosistemas, y de esta manera, para recuperar especies clave como: el Oso Andino (Tremarctos ornatus) y la Perdiz Santandereana (Odontophorus strophium); y su asociación con bosques de robles (2 especies: Trigonobalanus excelsa y Quercus humboldtii).

“En mi experiencia personal me conmovió enormemente conocer ´El Mirador´, localizado a 2.300 metros de altura, sobre el filo que separa la reserva del Santuario de Flora y Fauna Guanentá-Alto Río Fonce. Desde allí se observa la parte central del santuario y sus bosques, es un sitio muy especial por la exuberancia de los árboles que se observan en todas direcciones. Es parte de la cabecera del río Pienta, sin duda alguna uno de los sitios “Top Ten” que he conocido en nuestro hermoso Santander. Además de la torre de observación con más de 25 mts. de altura en medio del bosque, un sitio único para la observación de aves y del bosque desde el dosel”, agregó.

Estas características hacen de la reserva un lugar atractivo para turistas nacionales e internacionales y el sitio ideal para la investigación y los amantes de la naturaleza. La zona en la que está ubicada también ha contribuido en ello, dado que, gracias a la Administración Municipal de Encino y Fundación Natura, este municipio cuenta con un Plan de Desarrollo Ecoturístico que busca posicionarlo como “pueblito pajarero” de Santander, mencionó Elkin, en donde Cachalú tiene un papel clave.

A futuro podría ser uno de los destinos ecoturísticos más significativos del departamento, principalmente por su oferta de turismo científico, avistamiento de aves y de infraestructura para la contemplación del entorno natural. “Esta oferta debe ser complementada con herramientas e instrumentos para la interpretación ambiental, tales como: guías de aves, fauna y flora, dotación de equipos para la observación y registro de especies, tecnología, conectividad, programas de ciencia participativa, además de la capacitación y entrenamiento de guías locales”, agregó.

En la Reserva Biológica Cachalú, “se han registrado más de 250 especies de aves, se cuenta con designación de área de Importancia para la Conservación de las Aves AICA (BirdLife-Instituto Humboldt) y se encuentra incluido como sitio de interés (hotspot) en la plataforma eBird “Reserva Biológica Cachalú”, con 189 especies registradas por diferentes avistadores”, según Briceño.

Entre las especies más significativas están las endémicas, como el Chango de montaña (Macroagelaius subalaris), la Perdiz santandereana (odontophorus strophium) y el Colibrí inca negro (Coeligena prunellei), además se encuentran especies de singular belleza como el Gallito de roca (Rupicola peruviana), la Harpia de montaña (Spizaetus isidori), la Cotorra de los robles (hapalopsittaca amazonina), la Pava maraquera (Chamaepetes goudotii) y montones de tángaras y colibríes.

Adicional, estos bosques son hábitat del Oso Andino (Tremarctos ornatus) y el Puma (Puma concolor), quienes habitan en lugares donde se conservan dos especies importantes de árboles: el Roble negro (Trigonobalanus excelsa) y el Roble blanco (Quercus humboldtii), que se encuentran asociados con especies de familias de bosque andino como Clusiaceae, Winteraceae, Lauraceae, Chlorantaceae, Leguminosae, Rubiaceae, Melastomataceae y Araliaceae, entre otras. Este ecosistema se caracteriza por la presencia de bromelias y orquídeas, así como por su riqueza hídrica, destacándose el nacimiento del río La Rusia.

Elkin, como buen observador, ha inmortalizado en fotografías algunas de estas especies:

Es por esto que, por medio de las acciones de conservación implementadas por Fundación Natura en cada una de las cinco reservas que administra y, en este caso, en la Reserva Biológica Cachalú, se protegen los ecosistemas de diversas especies tanto de fauna como de flora, convirtiéndose así en zona de vida silvestre y áreas de importancia para la protección.

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