En la reserva biológica Encenillo hay un baño que no usa agua, cuida las fuentes hídricas y produce abono

Se trata de un baño seco construido con materiales reciclados en esta zona protegida de Fundación Natura. Contrario a un sanitario tradicional,  no produce vertimientos que contaminen ríos o quebradas. No es una tecnología nueva, porque es usada en México y Suecia. Sin embargo, no se ha masificado en el país como alternativa de saneamiento.

BOGOTÁ, DICIEMBRE 29 DE 2016. La reserva biológica Encenillo, de Fundación Natura, situada en Guasca (Cundinamarca), puso a disposición de sus visitantes el funcionamiento de un sanitario poco conocido: se trata de un baño seco, cuya particularidad es que no usa agua y, además, genera abono para las plantas y el suelo.

Acaba de ser construido con el apoyo de la organización Ingenieros sin Fronteras, estudiantes de las universidades de los Andes y Uniminuto, con el apoyo de la Gobernación de Cundinamarca, y está situado muy cerca del centro de visitantes de la reserva.

Un aporte clave del baño es que se transforma en una alternativa ecológica, porque los desechos humanos no llegan a ríos o quebradas. Para que cumpla su función es necesario que quienes lo usen acaten una serie de recomendaciones como sentarse apropiadamente, depositar la orina en una abertura y los excrementos en otra, y agregar un material secante sobre los residuos, que luego son transformados en fertilizantes.

 

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Esto último ocurre porque la orina se almacena a la sombra por 15 días para que se produzca su envejecimiento y se forme amonio, de manera que los microorganismos absorban más fácilmente los nutrientes. Luego se mezcla en la tierra para apoyar el crecimiento de árboles frutales o maderables.

Por su parte, las heces se deshidratan con ayuda del calor, la ventilación y el agregado de porciones de cal viva, materia vegetal y aserrín, para que luego se conviertan en compost. Estas condiciones permiten que se reduzca la humedad del contenido a menos de 25 por ciento, para acelerar la eliminación de patógenos. Al final, el material resultante también sirve como abono de árboles y plantas pequeñas.

El que está instalado en Encenillo se hizo con materiales reciclados como llantas. Ahorra entre 5 y 8 litros de agua cada vez que es utilizado. Y su construcción es sencilla y ocupa poco espacio, ya que incluye una caseta y ductos de ventilación que no abarcan un área mayor a los dos metros cuadrados. Su mantenimiento puede costar tres veces menos que un baño tradicional.

Es ejemplo para no malgastar el agua 

Su montaje en esta zona protegida tuvo una justificación: y es que parte de la gestión de la reserva, según lo explica su director, Carlos Castillo, «es aportar a la investigación y al desarrollo de tecnologías que contribuyan al uso eficiente de los recursos naturales, puesto que con ello se fortalecen los procesos de conservación».

También, agrega Castillo, hace parte de un proceso para que los habitantes de la región del Guavio sean conscientes de la necesidad de ser responsables con el uso del agua. «El baño seco se construyó en la reserva para que las personas o entidades interesadas en esta tecnología cuenten con un referente o prototipo que puedan conocer y experimentar personalmente», explicó Castillo.

Se instalan en zonas apartadas

Los baños secos no son nuevos. Se perfeccionaron desde las década de los 90 en México y Suecia; precisamente en Estocolmo hay barrios enteros que funcionan con esta tecnología. En Colombia existen proyectos piloto impulsados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en localidades de Bogotá (Rafael Uribe, Ciudad Bolívar, Suba, Chapinero y Bosa), así como en municipios de Boyacá y en la isla de San Andrés.

Algunos expertos los critican porque requieren muchas jornadas de capacitación para que, entre otras cosas, las personas no arrojen la orina en el lugar destinado para las heces y viceversa. También explican que no son muy apropiados para sitios con mucha afluencia de público, como centros comerciales o estadios.

Y podrían tener razón. Pero es que su uso tiene un enfoque muy definido: y es que siempre han sido considerados una alternativa para viviendas situadas en zonas desérticas o en lugares donde la conexión de una red de acueducto y alcantarillado no está planeada o va a tardar muchos años en llegar.

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El baño instalado en la reserva Encenillo se hizo con llantas y otros materiales reciclados.

El Programas de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud) ha dicho que este sistema es el más amigable que puede existir para preservar el medio ambiente. Porque contrario al sanitario que usamos hoy, o a una letrina que genera infecciones intestinales, el sanitario seco no contamina porque, además de evitar vertimientos, tampoco propicia la aparición de insectos ni genera malos olores, como sí ocurre cuando las aguas negras caen en un río o en el mar.

Y es una alternativa de saneamiento que podría masificarse, teniendo en cuenta que, según el mismo PNUD, menos de la mitad de la humanidad está conectada a una red de drenaje y más del 80 por ciento de los vertimientos domésticos de los países en desarrollo se descargan sin tratamiento a las fuentes hídricas. Incluso, en muchos pueblos corren por las calles.

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