Campesinos se han integrado a las actividades del proyecto de ‘Monitoreo Climático y Agronómico’ del embalse de Topocoro, de Fundación Natura e Isagén, analizando el clima desde sus fincas.
SAN VICENTE DE CHUCURÍ, MARZO 14 DEL 2017. Desde hace cinco años se desarrolla en Betulia, Zapatoca, Girón y San Vicente de Chucurí (Santander) un estudio pionero que pretende establecer si el embalse de Topocoro ha influenciado u ocasionado cambios microclimáticos que pudieran afectar la dinámica agrícola de la región.
La iniciativa, llamada Proyecto de Monitoreo Climático y Agronómico, liderado por Fundación Natura e Isagén, ha logrado generar herramientas que ayudan a realizar el seguimiento a los comportamientos de las variables en estudio, pero sin descuidar el impacto social que pueda llegar a causar el espejo de agua.
Se han creado planes para compartir con las comunidades de la zona los resultados técnicos obtenidos y crear lazos de confianza que amparen el trabajo que se lleva a cabo en la región. Y una de esas estrategias para involucrar directamente a los agricultores en las dinámicas del monitoreo ha sido la de instalar en sus fincas, donde cultivan cacao o frutas, pequeñas estaciones meteorológicas para que sean ellos mismos quienes se encarguen de vigilar y acumular datos.
Un ejercicio que se ha consolidado como una herramienta de participación comunitaria. Hoy, ya son 36 las microestaciones instaladas en diferentes municipios de la zona de influencia del embalse.
Monitoreo participativo
«Para ellos siempre fue muy evidente el monitoreo agronómico porqué este se hace en las fincas. En cambio, el monitoreo climático, que se realiza con estaciones satelitales, era poco visible. Por eso quisimos involucrarlos con su vigilancia, que participaran de un monitoreo participativo, para que las comunidades estuvieran más conformes con la información que nosotros estamos mostrando», explica Andrés Rueda, de Fundación Natura, y jefe del proyecto.
El primer paso, luego de una ronda de talleres de socialización de resultados realizados en marzo y abril de 2013, fue lograr que los campesinos aprendieran a entender las variables objeto de estudio, además de su relación frente a la información que se genera diariamente con la microestación, para que posteriormente tomaran decisiones frente al manejo de su propio sistema de producción.
Rueda resalta que si bien los datos son importantes, nunca podrán ser tan exactos como los recopilados de las estaciones satelitales. ¨Siempre hemos sido claros en que esto no hace parte del proceso técnico que estamos desarrollando en la investigación, pero sí logra incrementar el nivel de comunicación y el nivel de debate que podemos llegar a dar en los talleres, ya que las personas comprenden con una mayor capacidad técnica el monitoreo de las variables¨.
Luis Torres, líder de la junta de acción comunal de la vereda Sogamoso, sector Corintios, de Betulia, es un usuario pionero de una de las primeras cinco microestaciones instaladas con las que se inicio el proceso. Dice que hacer parte de esta estrategia le ha traído beneficios intangibles a las dinámicas agrícolas de su finca.
¨Cuando empecé a tomar los datos me pareció un proceso muy hermoso, con la miniestación uno puede ir rectificando lo que está sintiendo, también llevar un control de la lluvia que está recibiendo el cultivo para el beneficio de la finca y poder respaldar claramente las opiniones frente a otras entidades, también tener un control de las enfermedades que aumentan cuando la humedad sube, como la ‘monilla’¨, dice Torres.
Un estudio inédito
Los beneficios de las microestaciones son incontables. Para el ingeniero agrónomo Mitchell Hernández, encargado de su pedagogía, «esta herramienta les ha permitido a los usuarios tener una proyección a futuro de las técnicas que desean emplear para contrarrestar las deficiencias en relación a los factores extremos que se presentan en las regiones, para mitigar los efectos negativos del cambio climático sobre sus plantaciones¨
La participación comunitaria en el Proyecto de Monitoreo ha ido evolucionando a través de los años, perfeccionando sus dinámicas y logrando generar un mayor impacto, lo que ha permitido consolidar el proceso de aprendizaje mutuo por parte del personal del proyecto y los campesinos.
Como este es un estudio inédito en la región, el objetivo ahora, según Rueda, es consolidar la metodología de esta estrategia y lograr su publicación, incluyendo los resultados obtenidos, entre ellos los logrados con la participación de los campesinos.