Algunas impulsan la conservación de ecosistemas, otras la educación ambiental y también ejercicios de restauración ecológica. Estas decisiones se toman en medio de políticas de responsabilidad social o respondiendo a obligaciones incluidas en la legislación nacional. El proyecto Nueva Esperanza que ejecuta EPM en 21 municipios de Cundinamarca, incluida la zona del Guavio, es un ejemplo.
BOGOTÁ, JUNIO 06 DEL 2017. “El desarrollo es necesario, pero las empresas que lo generan deben revertir o reducir el impacto causado, para darle impulso a ese desarrollo”.
La opinión es de Gabriel López Peñuela, guardabosque del predio El Banqueo (Guasca) y El Palmar (Guatavita), quien de esta forma plantea el dilema al que se enfrenta un país como Colombia, inmensamente biodiverso, pero con la necesidad de desarrollar una mejor calidad de vida para sus habitantes con proyectos de infraestructura.
En medio de este reto, y de manera cada vez más frecuente, las empresas privadas involucradas con proyectos viales, energéticos o petroleros están realizando aportes en temas medioambientales, bien desde la conservación de ecosistemas, con acciones de educación ambiental o ejercicios de restauración que generalmente se llevan a cabo alrededor de las cuencas hídricas.
Generalmente, estos aportes responden a los programas de responsabilidad social empresarial, o de manera obligatoria en torno a la legislación nacional ambiental.
Apoyo a la conservación
En este orden de ideas, las compensaciones ambientales se han diseñado para resarcir las afectaciones generadas por una empresa que adelanta la construcción de una carretera, un tendido eléctrico o una represa, entre otras obras destinadas a generar procesos de desarrollo en el territorio. Estas afectaciones pueden darse sobre ecosistemas estratégicos bien a nivel nacional como a nivel regional, incluyen también afectación a la diversidad y en algunos casos al suministro de servicios ambientales como lo son el agua y el suelo.
Estos aportes inciden en la conservación de la biodiversidad, en el sentido que pueden favorecer procesos de restauración ecológica, a través de la generación de conocimiento útil para ella como la identificación de especies nativas y sus fuentes semilleras, el desarrollo de protocolos para su propagación, la recuperación y enriquecimiento con especies desaparecidas localmente, la investigación sobre poblaciones y fenología de las especies a propagar, algunas poco estudiadas.
De igual manera, inciden en la identificación de elementos de sostenibilidad a los procesos de restauración como la historia de uso de los sitios a restaurar, las estrategias sociales de manejo y gestión del territorio, el fortalecimiento de capacidades locales (guardabosques, apoyo a viveros municipales, articulación con proyectos regionales y municipales, etc), establecimiento de viveros, apoyo a la consolidación de áreas protegidas, entre otras estrategias.
El Proyecto Nueva Esperanza de EPM desarrolla una de estas iniciativas, para responder a la demanda energética de la región centro oriental del país con la construcción de infraestructura eléctrica y que incluye una línea de trasmisión de energía a 230.000 voltios, una línea de trasmisión de energía a 500.000 voltios y una subestación de energía ubicada en el municipio de Soacha.
Como parte del proceso de licenciamiento ambiental, EPM realizó los trámites correspondientes ante las diferentes autoridades ambientales (Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA), Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS), y las corporaciones autónomas regionales de la zona (Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) y la Corporación Autónoma Regional del Guavio (Corpoguavio), con los cuales se generaron los actos administrativos que otorgan las licencias y permisos respectivos, y establecen las regulaciones y condicionamientos ambientales y sociales, mandatorios para la ejecución y puesta en operación del proyecto.
Compensaciones por pérdida de biodiversidad
Particularmente, y como consecuencia de las afectaciones realizadas, se ordenan compensaciones de acuerdo con las directivas plasmadas en el manual para la asignación de compensaciones por pérdida de biodiversidad (MADS 2012) para las licencias ambientales de ambas líneas, mientras que para el caso de las sustracciones de áreas protegidas y levantamientos parciales de vedas son emanadas resoluciones por parte del Ministerio de Medio Ambiente y la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR).
Pero al margen de estas obligaciones, hay un interés particular de EPM por minimizar su impacto.
“Cumplir con las compensaciones e invertir en conservación es importante para la protección de nuestros recursos, es un apoyo para el Estado, pero, esencialmente, una retribución de parte de la empresa a la conservación ambiental”, dice Daniel Useche, profesional ambiental de EPM.
Por eso, como lo explica Armando Villota, asesor de domesticación, propagación y viverismo de especies nativas de alta montaña, en Fundación Natura, observar que en medio de la construcción de Nueva Esperanza hay interés por preservar, “es una motivación que se transforma en un incentivo para que otras empresas, en otras regiones del país, repliquen este trabajo, recuperen ecosistemas estratégicos y cuiden el agua, una actividad esencial en medio de la influencia del cambio climático”.