Monitoreo climático participativo: ciencia y comunidad para fortalecer la agricultura en Santander

De acuerdo con las Evaluaciones Agropecuarias Municipales (EVA) 2024, presentadas por la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (UPRA), durante 2024, Colombia presentó un incremento en la producción agrícola con un volumen total de 29,8 millones de toneladas de cultivos orientados al consumo humano, lo que equivale a un incremento del 8,8% del área cultivada.

Esto refleja un aumento significativo en este sector, razón por la cual , cada año, cobran mayor relevancia todos los trabajos y labores asociadas a la agricultura. Esta actividad se enmarca en la disciplina científica que busca hacerla más eficiente y sostenible, la agronomía.

Hoy, en el Día del Ingeniero Agrónomo, que se conmemora desde 1958, reconocemos y celebramos el trabajo de los profesionales dedicados al desarrollo de la agricultura colombiana, la productividad del campo y la seguridad alimentaria.

Héctor Gregorio Mejía es Ingeniero Agrónomo del proyecto Monitoreo climático participativo, una iniciativa desarrollada por ISAGEN y Fundación Natura en los municipios de San Vicente de Chucurí, Betulia, Zapatoca y Girón (Santander), que busca acercar a la comunidad al monitoreo del clima para comprender los posibles cambios microclimáticos que se dan en la región y cómo estos pueden relacionarse con los cultivos de cacao, café y tabaco.

Desde hace dos años, Héctor hacer parte de este programa vinculado como Investigador agrónomo, coordinando e implementando el monitoreo de cultivos. Esto implica visitar periódicamente las parcelas, registrar datos sobre floración, formación de frutos, incidencia de enfermedades, y analizar cómo estos se relacionan con las condiciones climáticas de la zona.

Estas actividades incluyen un acompañamiento a las familias agricultoras que hacen parte del monitoreo, capacitándolos en el uso de instrumentos de medición y en la interpretación de los datos meteorológicos y agronómicos, promoviendo una gestión adaptativa del cultivo.

Pero, ¿cómo se relacionan los datos meteorológicos con los agronómicos? “La ingeniería agronómica aporta herramientas para enfrentar el cambio climático: desde el monitoreo agroclimático, que permite anticipar eventos extremos, hasta el diseño de prácticas de manejo sostenible del suelo, el agua y los cultivos. En nuestro proyecto, el seguimiento de variables como la humedad del suelo, la temperatura y la precipitación nos permite ajustar las labores agrícolas, reducir pérdidas y mejorar la eficiencia en el uso de recurso”, afirmó Héctor.

Además, resaltó la importancia del enfoque participativo con los agricultores, pues fortalece la toma de decisiones informadas en los predios, lo que él considera, es “la herramienta más importante con la que contamos para contrarrestar esta realidad del cambio climático”.

En este sentido, el contacto y el acompañamiento a las familias, le ha permitido a Héctor compartir saberes, experiencias y construir de forma colectiva y continua con la comunidad. “Me motiva ver cómo los datos que recolectamos se transforman en decisiones que mejoran la productividad, reducen riesgos y fortalecen la seguridad alimentaria. Además, el trabajo en campo me permite estar en constante contacto con la naturaleza y con los ciclos de vida de los cultivos”.

En este proceso ha sido de gran valor tener en cuenta las prácticas que las familias han conservado e implementado por años, como un conocimiento que se transfiere por generaciones para el cuidado de los cultivos y la gestión de las fincas.

«El conocimiento del productor de cacao es extenso, por lo cual se reconoce como base fundamental para el desarrollo agronómico. Las prácticas tradicionales, como la observación del comportamiento de las plantas, la lectura del cielo y las prácticas de manejo tradicionales de los diversos cultivos que se monitorean, se integran con los datos técnicos que recolectamos”, agregó Héctor.

Esta articulación ocurre en los talleres, las salidas de campo y las conversaciones diarias, donde el intercambio entre el conocimiento científico y la experiencia local nos ha permitido construir estrategias sostenibles.

Así, el Monitoreo climático participativo sigue construyendo con las comunidades de Santander y gracias a profesionales como Héctor logra fortalecer el intercambio de conocimientos y la interpretación de datos meteorológicos en los cultivos de la región.

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