Cada año, en el departamento de Santander, se reúnen las familias vinculadas al proyecto de Monitoreo climático que se desarrolla en los municipios de San Vicente de Chucurí, Betulia, Zapatoca y Girón y que hace parte del plan de manejo de la Central Sogamoso, propiedad de ISAGEN. Esto con el objetivo de reconocer y fortalecer el trabajo conjunto que las comunidades han realizado, no solo en 2025, sino también durante los 15 años de implementación que tiene esta iniciativa que combina ciencia ciudadana e investigación técnica.
Este año se realizaron dos encuentros en los que participaron 67 personas: el primero fue el 10 de diciembre en la hacienda La Lajita, en Betulia, donde se reunieron los monitores de los municipios de Betulia y Zapatoca; mientras que los monitores de San Vicente de Chucurí se reunieron el 11 de diciembre en la emisora San Vicente Stéreo.
Ambos encuentros permitieron socializar los avances de la estrategia del monitoreo participativo, revisar los datos generados por los propios monitores y conversar sobre cómo esta información contribuye a entender la relación entre el clima, los cultivos y las percepciones frente al embalse, pues este proyecto lo implementan ISAGEN y Fundación Natura, en el área de influencia del embalse Topocoro.

“Reunirnos al cierre de cada año es esencial porque nos permite integrar todo el conocimiento construido colectivamente, validar los datos obtenidos y revisar cómo la información climática está apoyando a las familias en sus decisiones agrícolas. Estos encuentros son claves para mantener una comunicación transparente sobre los análisis que realizamos, especialmente en torno a las percepciones relacionadas con el embalse”, afirmó Andrés Rueda, jefe de proyecto de Fundación Natura.
El equipo del proyecto también compartió algunos logros, entre los que se destacan: la consolidación de una red activa de monitores comunitarios, que continúa generando datos confiables de lluvia, temperatura y otras variables; el fortalecimiento de capacidades de análisis de las familias, quienes hoy interpretan mejor la información climática y su relación con los cultivos de cacao, café y tabaco; y la generación de espacios de diálogo comunitario, donde se contrastaron percepciones con información técnica accesible y transparente.
Andrés Rueda también destacó la implementación de la aplicación móvil, Uva Monitoreo Ambiental, como una medida de avance en los procesos de recolección y análisis de la información, estrategia que ya están utilizando en las comunidades para reforzar el valor de la ciencia ciudadana y del trabajo comunitario continuo.
Por lo tanto, el evento también se convirtió en la oportunidad de escuchar a las familias, dialogar sobre sus aprendizajes y planear de manera participativa los retos del próximo año. Así lo expresó Karen Verdugo, monitora de San Vicente de Chucurí: “Me gustó la integración y el espacio para compartir diferentes experiencias. Me llamó la atención como cada actividad permitió reflexionar sobre el trabajo realizado y evaluar los avances alcanzados en equipo”.
Además, compartió sus aprendizajes de este año, “comprender la importancia de recolectar y analizar los datos de manera constante y responsable, interpretar mejor la información climática y reconocer cómo estos cambios influyen en el entorno y en la toma de decisiones”; y sus expectativas frente al próximo año, donde espera fortalecer conocimientos técnicos en el manejo de herramientas e instrumentos de monitoreo, así como mejorar habilidades de análisis de datos.
Por otro lado, Orfidia Días Solano, monitora del municipio de Zapatoca, resaltó del evento “la integración de monitores de otras veredas, la participación de todos y compartir el cierre de un año más. El mayor aprendizaje este año ha sido la toma de datos por medio de la aplicación, me ha parecido muy buena esa herramienta”, Además, compartió el interés en contar con capacitación para el otro año, dirigidas a mujeres monitoras, con espacios para innovar y aprender juntas.
El evento cerró con una socialización alrededor de las expectativas para el próximo año, pues se espera profundizar en la implementación de la aplicación móvil para fortalecer el registro comunitario. Actualmente, 20 familias realizan sus registros a través de esta herramienta y la meta es ampliar su uso a 40 familias para que más personas puedan acceder a una forma ágil, precisa y moderna de documentar la información del clima.
“Este avance no solo mejora la calidad y oportunidad de los datos, sino que también fortalece la apropiación tecnológica de la comunidad y facilita el análisis participativo. Además, seguiremos integrando los resultados de estos registros con los análisis técnicos del programa, para continuar comprendiendo de manera rigurosa la relación entre clima, productividad agrícola y percepciones sobre el embalse. En conjunto, estas acciones consolidan un proceso cada vez más sólido, participativo y orientado a la toma informada de decisiones en el territorio”, Andrés Rueda.
De esta forma, el programa de Monitoreo climático culmina un año más de lecciones aprendidas y trabajo articulado con las familias de Santander, en un espacio de encuentro que no solo fortalece las relaciones, la comunicación y la transparencia de la información, sino que también se convierte en un espacio para reconocer el compromiso de los monitores, fortalecer las capacidades técnicas y reafirmar que este es un proceso donde la comunidad es protagonista.


