A familias de Fosca y Une se expandieron alcances del proyecto ‘Corredor Ecológico Vial Bogotá-Villavicencio’

Campesinos de estos municipios de Cundinamarca se vincularon a la iniciativa de Fundación Natura, porque quieren cuidar su entorno y aumentar la productividad de sus fincas, de los cultivos y del ganado.

BOGOTÁ, SEPTIEMBRE 20 DE 2016. La satisfacción de las autoridades locales y de la comunidad con las estrategias de conservación y las actividades de reforestación del proyecto de la Fundación Natura ‘Corredor Ecológico Vial Bogotá-Villavicencio’, llevaron a que dos municipios más de Cundinamarca se vincularan a esta iniciativa para recibir sus dividendos. Se trata de Fosca y Une, situados sobre la cordillera Oriental y en el piedemonte llanero, en límites con Meta.

Con la expansión del corredor, ya son seis las poblaciones beneficiadas, grupo que completan Chipaque, Cáqueza, Quetame y Guayabetal. En ellas cuatro se comenzó a trabajar desde la creación de este plan, en enero del 2015. El ‘Corredor Ecológico Vial’ busca mejorar la conectividad entre los ecosistemas por los cuales atraviesa la vía Bogotá-Villavicencio con proyectos ambientales acordes con las características de la zona.

Uno de los objetivos es promover el desarrollo integral de las microcuencas y mejorar las condiciones socioeconómicas de los habitantes de sector. Contribuir a la preservación de la biodiversidad y la protección y restauración de la vegetación de las cuencas hidrográficas, así como generar ingresos adicionales a través de la captura de carbono.

Actualmente, ya son más de 300 los beneficiarios que han participado  de talleres y socializaciones, quienes conocieron la importancia de sembrar árboles en sus fincas y se suscribieron a este programa de Fundación Natura con la firma de acuerdos de conservación. Las familias de Fosca y Une están motivadas con su inclusión en el Corredor, porque van a aumentar la productividad de sus fincas, sus cultivos y del ganado, con la asesoría de técnicos e ingenieros.

En la región se empezó haciendo un mapa de los predios y planeando el ordenamiento predial. Se atendieron recomendaciones sobre las especies nativas sugeridas para llevar a cada tipo de terreno. Y se evaluaron las condiciones de los nacimientos de agua, las cuencas, los potreros y las parcelas.Camilo Forero, ingeniero de Fundación Natura y jefe del proyecto, explicó que se han entregado más de 170 mil árboles, que son especies forestales nativas.

Previamente se acuerda con los dueños de las fincas cuáles serán esas especies que se sembrarán y los usos que se les darán. Ellos, por su parte, se comprometen a cuidarlas durante al menos 5 años, tiempo en el que el árbol debe asegurar su crecimiento. Los árboles actúan como protectores de fuentes de agua, evitando contaminación por fertilizantes o residuos de las cosechas y frenando el paso de los animales.

Se transforman en cercas vivas, ya que se plantan a distancias de entre 2 y 3 metros, con la expectativa de que cuando tengan un diámetro de al menos 10 centímetros, el tronco pueda utilizarse como un poste vivo para anclar alambres de púas o cercas eléctricas. También se hacen siembras para crear parches de bosque o involucrarlos en áreas de cultivo, ya que en unos años pueden servir para dar sombra.

E incluso, muchos de los árboles plantados son leguminosas que tienen gran capacidad de recoger nitrógeno de la atmósfera y fijarlo en su material vegetal. Se dejan crecer  hasta una altura que permita una poda intensiva y luego sus  hojas se transforman en alimento para el ganado.

“Esperamos llegar a la meta de 220 mil árboles entregados y plantados este año. Mientras tanto, hemos logrado reactivar tres viveros comunitarios en Chipaque, Caqueza y Fosca, en donde estamos empezando a producir plantas que nos van a servir para las reforestaciones del 2017”, explicó Forero.

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