Al norte de Colombia, dentro de la Depresión Momposina, se encuentra una subregión que se caracteriza por su extenso sistema de humedales y su papel clave en la regulación de importantes ríos de Colombia como: el Cauca, Magdalena y San Jorge. Se trata de La Mojana, ubicada entre once municipios de los departamentos de Antioquia, Bolívar, Córdoba y Sucre.
Esta zona cuenta con humedales productivos y biodiversos que han sido fundamentales para el desarrollo económico y social de las comunidades locales. Sin embargo, tan solo el 53.1% del área se conserva en buen estado, debido a modificaciones del uso del suelo y presiones climáticas.
Para proteger y recuperar esta ecorregión, se realizó la firma de la Alianza por la Conservación de La Mojana en el marco de la campaña Agua al límite, liderada por el PNUD. Esta jornada se llevó a cabo en Montería (Córdoba) con comunidades locales, gobierno nacional, ONG y universidades, con el fin de consolidar el ordenamiento alrededor del agua en un territorio estratégico pero amenazado.
Este compromiso ayuda a visibilizar soluciones frente a las problemáticas locales e identificar retos para la gestión de los humedales, invitando a participar y trabajar articuladamente para proteger este ecosistema de humedales con más de un millón de hectáreas.
“Los procesos de restauración de la naturaleza son una apuesta de las comunidades de trabajar por décadas, en una cuestión de largo aliento, que requiere ir más allá del ciclo electoral, el PNUD acompaña al gobierno y organizaciones comunitarias para fortalecer la resiliencia climática por medio de Soluciones Basadas en la Naturaleza en La Mojana y eso es un trabajo en Red donde se suman todos” afirmó Sara Ferrer, Representante Residente del PNUD.
En este sentido, el aporte de cada actor, su experiencia y trayectoria en el territorio, permite contar con distintas perspectivas, pero todas encaminadas a un mismo objetivo: que se entienda a La Mojana como un territorio que requiere un manejo del agua con un enfoque integral, ofreciendo respuestas concretas a todos sus desafíos. “Se requieren políticas integrales para la Mojana y la olla del Magdalena-Cauca, que representan el 85% del país. Desde el punto de vista interinstitucional, Colombia debe desarrollar soluciones concretas para lograr una gestión ambiental sostenible en estas regiones”, resaltó Alegría Fonseca de Fundación Alma.
Por su parte, Clara Solano, Directora de Fundación Natura, destacó el aporte de la organización en la zona sur de La Mojana, exactamente en Ayapel (Córdoba), donde ha sido posible construir un proceso alrededor del ordenamiento del territorio, del agua y la biodiversidad. “El gran aporte ha sido potenciar todo lo que sabemos para poder actuar en un ecosistema de alta complejidad. También hemos aportado a la resiliencia porque hemos construido un camino con las comunidades locales, donde hemos encontrado distintos conocimientos y reconociendo una historia, en cuanto a su transformación y necesidades, porque como estamos en un ecosistema de humedales es clave entender lo que ha pasado alrededor de los pulsos de inundación y cómo ha impactado a la gente estos cambios tan fuertes de la variabilidad climática. Entonces, esa construcción ha sido el mayor aporte porque no lo hemos hecho desde un escritorio y una visión técnica, sino que lo hemos hecho desde el territorio y con la comunidad”, mencionó.
A lo largo de esta conversación, se identificó como crucial la unión de esfuerzos y la comprensión de los retos diarios desde la óptica de la comunidad. Se subrayó la relevancia de obtener aprendizajes por medio de soluciones sostenibles y el fortalecimiento de las capacidades locales.
“Hay que empezar a hablar de temas fundamentales como la transferencia de conocimiento y la producción sostenible. No se pueden alcanzar objetivos ambientales si no se mejora la calidad de vida de las comunidades. Es indispensable convocar a las entidades estatales para trabajar en conjunto y lograr este objetivo”, destacó Henry Acosta, Director de Recurso Hídrico del Ministerio de Ambiente.
Esta alianza, enmarcada en la campaña Agua al límite, permitió una reflexión conjunta acerca del bienestar de esta zona estratégica y biodiversa. Se reconoció que las soluciones a largo plazo se construyen al incluir las perspectivas locales en la toma de decisiones, dado que son estas comunidades, con su arraigo al territorio y su capacidad de recuperación frente a los retos ambientales y sociales, quienes impulsan las acciones de conservación, restauración y desarrollo.
Por eso, la jornada contó con una enriquecedora visita a la vereda Perú, en el corregimiento Nariño, en Ayapel, donde los asistentes conocieron a 38 familias dedicadas a la pesca, agricultura y ganadería. Una comunidad rural que ha contado con una relación directa con la Ciénaga de Ayapel, que los llevó a sumar esfuerzos, fortalecer conocimientos y buscar soluciones ante los efectos causados por el cambio climático, que llegan a afectar social, económica y ambientalmente.
“La comunidad está muy fortalecida, nuestra meta es recuperar las semillas criollas, y así seguir asegurando nuestra alimentación. Entre comunidades intercambiamos conocimientos, lo que nos ha permitido unirnos como red”, expresó Remberto Rico, Promotor de la vereda Perú y miembro de la Red de Restauración de La Mojana.
Esta iniciativa hace parte de un modelo de Soluciones Basadas en Naturaleza implementado por PNUD, quienes acompañaron a los aliados, organizaciones ambientales y miembros de la Red de Restauración de La Mojana, durante el recorrido, conociendo las áreas de restauración, el vivero comunitario y los sistemas de captación de agua lluvia ubicados en las viviendas, evidenciando la organización de la comunidad y su dedicación a prácticas sostenibles.
Es así como se puso en evidencia la importancia de las comunidades en un proceso de conservación. “En los humedales hay comunidades y es a través de ellas que se recupera un territorio, lo que busca el PNUD es fortalecerlas para que sean más resilientes frente a la variabilidad climática, nosotros los acompañamos en lo técnico, logrando así un intercambio de conocimientos ancestrales y es ese intercambio lo que permite tener resultados maravillosos como los que estamos viendo en Perú”, afirmó Sara Ferrer.
Todos los esfuerzos que se reúnen en la firma de esta alianza se transforman en acciones concretas, en una intervención integral y en procesos de restauración ecológica de ecosistemas estratégicos. Así lo resaltó Clara Solano, agregando que “también estamos actuando con la gente, con sus medios de vida, estamos teniendo acciones de intervención que tiene que ver con mejorar la calidad del agua y mejorar los alimentos, entender que esto es una acción integral donde se habla de salud, de capacidad y de mejoramiento de capacidades para mejorar las oportunidades”.
Así, la Alianza por la Conservación de La Mojana reunió visiones, esfuerzos y estrategias encaminadas hacia el fortalecimiento de las organizaciones alrededor de la gestión hídrica, como parte de la conservación, desarrollo sostenible, adaptación al cambio climático y recuperación de uno de los sistemas de humedales más importantes del país.