Elsa Matilde Escobar
Directora Ejecutiva
Desde hace mucho tiempo la Fundación Natura ha estado interesada en los bosques; su misión lo establece, la biodiversidad se encuentra en los bosques, lo que representa para la vida de las personas, su conservación, uso sostenible, su magia, siempre ha sido un motivo de interés y alegría para las personas que trabajamos en la Fundación.
Los bosques han acompañado la historia del ser humano, brindándoles su protección y energía y han sido respetados y venerados por numerosas culturas y tradiciones, desafortunadamente hoy sólo parecen interesar a las grandes industrias madereras, empeñadas en explotarlos. En nuestro trabajo estamos convencidos de que un árbol es mucho más que una planta que tiene tronco leñoso, ramas y hojas, es un ser vivo, totalmente interrelacionado no sólo con los otros árboles, plantas y animales que tiene a su alrededor sino también con los seres humanos.
Para muchas culturas los bosques forman parte directa de sus mitos y ritos, de sus cultos y prácticas mágicas, de su vida cotidiana y sus usos medicinales; saben para que sirve cada árbol, cuáles pueden curar las enfermedades, cuáles les quitan la sed, cuales les dan material para la elaboración de sus artículos cotidianos y ceremoniales, cuales los protegen y de cuáles hay que alejarse, también cuáles atraen los animales base de su alimentación; saben que cada árbol aloja un espíritu que le confiere una fuerza determinada, un «alma» que le da un poder específico. Las comunidades ancestrales establecen una relación estrecha con los bosques y sus habitantes, hablan con ellos y les piden permiso cuando van a utilizar sus elementos.
En la enfermedad y en las preocupaciones, nuestros antepasados buscaban un árbol para abrazarse a su tronco, para transmitirle sus angustias y sus problemas y recibir, a cambio, su fuerza. Entonces sentían que el árbol era mucho más que un ser inerte y que por su tronco fluía la savia que da energía a aquel que busca su consuelo. Los hombres que iban a la guerra abrazaban al roble porque éste simbolizaba al dios Marte.
Numerosas leyendas están relacionadas con los robles, Zeus en Grecia y Júpiter en Roma fueron dioses del cielo, la lluvia, el relámpago y el trueno, y se reverenciaban en su roble oracular por estar éstos en lugares de tormentas; los árboles estaba ligados a la vida de un pueblo o de un hombre y talarlo significaba sesgar la vida del espíritu que moraba en su interior, según el etnólogo rumano Mircea Eliade, «el hecho de que una raza descienda de una especie vegetal presupone que la fuente de la vida se halla concentrada en ese vegetal; por tanto, la especie humana se encuentra allí, en estado potencial, en forma de germen, de semilla».
Desde el punto de vista de la conservación, los bosques guardan relación con todo tipo de problemas y oportunidades en el contexto del medio ambiente y el desarrollo sostenible y específicamente los bosques de robles y las especies asociados a ellos nos han acompañado a lo largo de nuestro trabajo en los Andes. Nuestros objetivos de trabajo en esos bosques tienen la mirada de contribuir a la ordenación, conservación y manejo para el desarrollo sostenible de la región y del país en general, y ayudar a la toma de disposiciones y decisiones respecto de los usos múltiples y sus funciones complementarias.
Estamos convencidos que las posibles medidas para el manejo de estos bosques pueden convertirse en una gran oportunidad para ahondar en el conocimiento de su dinámica ecológica, de sus múltiples posibilidades para que sus recursos no maderables sean proveedores de materias primas, de ser albergue de la fauna silvestre, muchas de ellas en peligro de extinción. Sabemos que los bosques son indispensables para el desarrollo económico y para el sustento y mantenimiento de todas las formas de vida. Por eso nos empeñamos su utilización sostenible y presentamos propuestas que permitan la doble función, a través e un manejo sostenible, de proveer recursos y mantener la integralidad ecológica no solo de ellos sino de todas las especies asociadas.
Gracias al apoyo de la Fundación MacArthur vamos a poder estudiar los procesos complejos y únicos de los bosques de roble y que permitirá vislumbrar su capacidad actual y futura para proporcionar recursos que satisfagan las necesidades humanas y los valores ambientales. En este contexto podremos hacer una propuesta de ordenación de los robles lo cual lleva a su conservación y uso sostenible. No es que pensemos que deben permanecer intocados, es que creemos que si se explotan sin llevar a cabo los pasos necesarios para su conocimiento y manejo, las generaciones futuras no tendrían la posibilidad de conocer la magia de estos bosques.
Con esta publicación esperamos contribuir a la sociedad científica y a los tomadores de decisiones sobre el conocimiento de estos importantes ecosistemas y contribuir con información especializada al debate nacional sobre su permanencia y aprovechamiento.