La ‘Montaña Mágica’ que se convirtió en tierra protegida

Este predio, de la vereda La Cacica, de Zapatoca (Santander), se acaba de registrar ante Parques Nacionales como la segunda reserva de la sociedad civil del municipio, para resguardar bosques de robles y una importante quebrada. Detrás de la declaratoria se unieron el crecimiento evidente en la consciencia ambiental en la población, la fascinación por un clásico de la literatura universal y el esfuerzo invencible de Reynaldo Díaz Rueda y su familia.

Por: Bibiana Díaz/ Jefe del proyecto ‘Acuerdos Recíprocos por el Agua’ 

ZAPATOCA (SANTANDER), OCTUBRE 31 DE 2016. La ‘Montaña Mágica’, la unión de dos predios ubicados en el costado occidental de la cordillera Oriental, en la vereda La Cacica, en Zapatoca (Santander), terrenos que hace muchos años habían sido destinados a la producción tradicional agrícola y pecuaria, acaba de convertirse en una nueva Reserva Natural del Sistema Nacional de Áreas Protegidas-SINAP.

La reserva hace parte del programa Acuerdos Recíprocos por el Agua, que lidera la Fundación Natura a través del TFCA-Acuerdo para la Conservación de Bosques Tropicales, con el apoyo de la Alcaldía de este municipio, y que busca proteger los bosques y cuidar el agua que abastece acueductos veredales del municipio de Zapatoca y, además, consolidar los ecosistemas que son parte del amortiguamiento del parque nacional natural ‘Serranía de los Yariguíes’.

La ‘Montaña Mágica’ fue inscrita ante Parques Nacionales Naturales, en el Registro Único Nacional de Áreas Protegidas (RUNAP), y fue avalada por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible. Un logro que se sustenta en el hecho de que el predio conserva un ecosistema natural trascendental: un bosque andino de robledal (Quercus humboldtii) y una población relictual de palma de cera (Ceroxylon quindiuense). Y además, porque el terreno está conservado bajo principios de sustentabilidad en el uso de los recursos naturales.

Detrás de la declaratoria como reserva natural está el esfuerzo de ‘Don Rey’, como todos en el pueblo llaman a  Reynaldo Díaz Rueda. Fue su voluntad, su interés por conservar y su amor por el campo, lo que lo llevó a cumplir con todos los requisitos legales para resguardar ambientalmente su tierra encantada.

El nombre de la reserva, la segunda que existe en Zapatoca, no deja de despertar curiosidad entre habitantes y visitantes. Pero sobre todo entre los amantes de la literatura, quienes la relacionan inmediatamente con la novela alemana, del mismo nombre, escrita por Thomas Mann.  Y tienen razón. Esa historia llevó a ‘Don Rey’ a bautizar su feudo en honor a ese clásico universal.

“Un sabio que conocí escuchó que estábamos en la búsqueda de un espacio, una montaña para conservar, y él me dio un resumen del argumento central del libro. A partir de allí decidí que cuando hiciera la compra del predio intentaría hacer lo que dice la novela: convertirlo en un sitio mágico para transformar cosas”.

La reserva también cuida una quebrada

‘Don Rey’ y su familia consolidaron su hogar en Barrancabermeja (Santander), en la década de los 90, donde administraban un negocio. Allí estudiaban sus hijos y, aunque habían construido fuertes relaciones sociales, decidieron hacer un cambio en sus vidas. Por eso se mudaron a Zapatoca, la tierra natal de Dorita, esposa de Reynaldo.

Y aunque en esos momentos no estaba entre sus planes la conformación de una reserva, trajeron a la localidad la idea de abandonar las actividades que contaminaran o estuvieran en contra de los recursos naturales. Fue así que ‘Don Rey’, al escuchar a Milton Rueda, su amigo de infancia, decidió tener un espacio que permitiera la conservación y protección de la fauna, la flora y, en general, de esas montañas que le traían tantos recuerdos hermosos de su infancia.

Fue entonces cuando abandonó su idea de hacer negocios con altas rentabilidades económicas y reemplazarlo por algo distinto, por una actividad en la que las ganancias fueran de otro tipo. Primero la familia adquirió un predio y, una vez instalados allí, apareció la oportunidad de ampliarlo y compraron el segundo.

Fue en ese momento cuando nació la opción de contar con un espacio para la protección del patrimonio natural. Hoy, la ‘Montaña Mágica’ también conserva especies de fauna y flora. Y además, blinda parte de la quebrada ‘El Poleo’, afectada por las deficientes prácticas de producción y de extracción que se han realizado durante años en la zona y en algunas fincas que la rodean.

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Para satisfacción de las futuras generaciones, esta no es la única iniciativa de preservación. Hay muchas más reservas en gestación en Zapatoca, resultado de un proceso impulsado por líderes sociales, conscientes de la importancia de conservar y proteger los recursos biológicos que aún sobreviven.

Hace años, tal vez ‘Don Rey’ y su familia habrán sido considerados insensatos cuando vieron que ellos habían adquirido la tierra para dejarla intacta, sin cultivos con manejos irresponsables, sin químicos, sin deforestación. Pero hoy, contra el pronóstico de muchos, se han transformado en un ejemplo, en una realidad que enseña a los jóvenes, que les muestra formas distintas de vivir, de restaurar y de desarrollarse sosteniblemente.

En la ‘Montaña Mágica’ no solo la vegetación y los animales tienen un punto de encuentro. También los seres humanos han buscado allí un lugar de regocijo, de silencio y de olvido de la rutina. Por eso, para visitarla se debe pedir un permiso y adjudicarse de manera voluntaria, a modo de bautizo, un nombre distinto al de pila.

“Yo conocí a Zapatoca con muchas fuentes de agua, caudalosas y ricas. En ese entonces se usaba para baño, pero cuando regresé todo se acabó. En nuestra reserva aún podemos mostrarle a la gente que la quebrada se ha recuperado, el caudal ha aumentado y se mantiene en tiempos de sequía. Y demostramos que lo del agua no es cosa de mi Dios, responde a un ciclo en el que intervienen muchos factores”, dice ‘Don Rey’.

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Él cuenta que el proceso no fue fácil. Tuvo algunos inconvenientes con el vecindario, que no entendía por qué iba a dejar de producir. Recuerda que muchas personas lo tacharon de ‘millonario’  e incluso, como su predio estaba conservado, desconocidos comenzaron a introducirle ganado sin permiso y llegaron cazadores.

‘Don Rey’ no se rindió. Y ahora puede decir con tranquilidad que las decisiones de conservar deben ser serias, si quieren ser exitosas. “La importancia de la declaratoria y de su registro se da porque es una forma legal de mostrarle a nuestros paisanos y ciudadanos que preservar no es romanticismo, debemos blindar estos predios por todos los medios. No es fácil, pero yo y mi familia demostramos que no es imposible”.

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