La fauna silvestre desempeña un papel crucial en la salud de los ecosistemas, brindando servicios esenciales como la purificación del aire, la regulación del clima y el agua, la dispersión de semillas y el mantenimiento de los suelos. Estos beneficios no solo garantizan la conservación de la biodiversidad, sino que también apoyan actividades fundamentales como la agricultura.
En municipios como San Vicente de Chucurí, Betulia, Zapatoca y Girón (Santander), ISAGEN SA, en colaboración con Fundación Natura, lidera iniciativas que buscan reconectar a las personas con la naturaleza. Estas acciones destacan la importancia de la fauna silvestre en los procesos agrícolas y su impacto en la biodiversidad.
Se trata del programa de Monitoreo Climático Participativo, que capacita a la comunidad para llevar un registro de información climática, que permite tomar decisiones informadas alrededor de sus cultivos. Así, con talleres y acompañamiento técnico a los agricultores y monitores del clima, los procesos también logran aportar a la conservación de la biodiversidad.
Según Javier Díaz, profesional de apoyo de Fundación Natura, el monitoreo agronómico en la zona de influencia del embalse Topocoro ha permitido identificar especies como el carpintero y la ardilla, las cuales tienen un papel relevante en estos ecosistemas.
Para Díaz, es importante abogar por la biodiversidad dentro de los predios que producen alimentos. “La diversidad de especies tanto de cultivos, flora, fauna y otras especies en la finca hace que haya un equilibrio ecológico en el sistema finca”.
Así mismo, se han identificado otras especies de gran importancia que usan los ecosistemas y los cultivos como corredores biológicos o se alimentan de otros cultivos asociados a los cultivos de cacao y café.
“Algunas de estas especies son las tangaras o azulejos que se alimentan de pequeños insectos, larvas y de frutas maduras como el banano. Los ñeques que se alimentan de yuca y de los frutos de cacao bajeros. Aves migratorias como la reinita cielo azul, que es una especie que viaja desde el norte del continente, y especies de serpientes como la talla X y otra que es conocida como cazadora”, indicó Javier.
La importancia de ese equilibrio ecológico que asegura la presencia de distintas especies en el territorio no solo es clave para los ecosistemas, sino que también ayuda a los agricultores a contener plagas que afectan los cultivos. “En el caso de las plagas, estas son controladas o mantenidas en bajas poblaciones por otras especies que visitan o viven en los cultivos”, dijo Díaz.
Damaris Galvis, habitante de la vereda Canta Ranas en el municipio de San Vicente de Chucurí, también reconoce la importancia de conservar especies que ayudan a controlar diferentes tipos de plagas. “La biodiversidad ayuda a evitar muchas enfermedades en las plantas y también se reduce el uso de químicos y de pesticidas”.
Asimismo, la presencia de especies polinizadoras como la abeja también es de gran importancia para los cultivos. Sin embargo, las relaciones entre los agricultores y la fauna que frecuenta los cultivos de cacao no siempre son fáciles. Especies como las ardillas o los tinajos pueden afectar y generar pérdidas para los agricultores.
“Los conflictos que se dan por la presencia de fauna en los cultivos radican en los daños y las pérdidas económicas que estos pueden llegar a ocasionar a los sistemas productivos. Como es el caso del ave carpintero y las ardillas que perforan el fruto de cacao malogrando su calidad y causando pérdida económica al agricultor”, señaló Díaz.
Damaris también reconoce que mantener un equilibrio entre los cultivos y la conservación de la fauna es un gran desafío: “muchas veces es difícil controlar los animalitos, porque uno nunca sabe cuándo van a salir”.
Sin embargo, tanto Damaris como Javier coinciden en la necesidad de contar con alternativas y herramientas para cohabitar con estas especies de fauna y flora. Por ejemplo, desde su finca, Galvis ha empleado tácticas como picar la yuca que no sale apta para el consumo humano y que de esta forma especies como el tinajo la puedan consumir.
Igualmente, ha recurrido a sembrar frutales para que las especies de fauna que se mueven por los cultivos también tengan otras fuentes de alimento.
Propuestas similares plantea el agrónomo Javier Díaz: “una opción podría ser conservar los bosques aledaños a las fincas, reducir la tala de especies de árboles y plantas que se encuentran en los bosques, y sembrar en las fincas diferentes especies que sirven de alimento a la fauna como el yarumo, el corozo o mararay, el cafecito, el mango común, el guayabito o cacay, entre otras”.
Estas especies de fauna y flora también ayudan a los agricultores a conocer la calidad del suelo de sus fincas o las variaciones climáticas que pueden llegar a afectar sus cultivos. De acuerdo con Díaz, “en los sistemas de la región se encuentran especies vegetales como el llamado ‘amor ardiente’ que es una planta herbácea de porte bajo que crece bajo sombra y es un buen indicador de un suelo fértil. El ortigo papayuelo también es un indicador de suelos fértiles. Plantas como la cortadera y el rabo de zorro son indicadores de suelos pobres en nutrientes”.
Por estas razones, promover la conservación de la biodiversidad en cultivos como el cacao es vital no solo para el medio ambiente, sino también para garantizar una agricultura sostenible y productiva. Proteger la fauna y flora local puede transformar los retos en oportunidades, asegurando beneficios tanto para los agricultores como para los ecosistemas.