Monitoras climáticas: tomando decisiones para el manejo de cultivos

En el marco del Día de la Mujer queremos resaltar las acciones que se llevan a cabo en el proyecto Monitoreo Climático, que se convierte en un ejemplo de transformación del rol y la percepción de la mujer en el territorio, donde son ellas quienes se han apropiado de los procesos de medición climática, aportando a los sistemas productivos y al trabajo articulado con sus comunidades.

Mujeres de San Vicente de Chucurí, Betulia, Zapatoca y Girón en Santander, llevan a cabo monitoreo climático participativo para entender la relación entre el clima y los cultivos. “Decidí vincularme al proyecto porque necesitaba saber qué tan afectados estábamos por el cambio de clima. Ahora puedo ver qué cambios climáticos ocurren, cuáles son los meses son más lluviosos, cuándo hay más humedad y cuándo debo controlar las plagas”, aseguró Yadira Estrella Hernández Carvajal, ubicada en la vereda Santa Inés en el municipio San Vicente de Chucurí.

El proyecto de monitoreo climático busca atender la preocupación de la comunidad acerca de los posibles cambios microclimáticos ocasionados por el embalse de la Central Hidroeléctrica Sogamoso y la repercusión que tendrían en sus actividades productivas, principalmente cultivos de cacao, café y tabaco.

Con el tiempo, el proyecto ha involucrado a la comunidad de Santander para que ellos mismos recolecten los datos de la lluvia, la humedad relativa y la temperatura.

Inicialmente la participación estaba centrada en los hombres, dado que en estas zonas el 80% de las decisiones frente a los sistemas productivos de las fincas las dan ellos. Pero la cifra ha ido disminuyendo debido a vinculación mujeres en este monitoreo. “Actualmente hay 61 monitores, 35% de hombres y 65% de mujeres”, agregó Andrés Rueda, Jefe de proyecto.

Las mujeres son las encargadas del hogar, la columna vertebral de la familia, son protectoras y cuidadoras por naturaleza, por eso se encargan del bienestar la casa, los cultivos, la finca, las comunidades y la familia. De allí nace la importancia de su participación tanto en el monitoreo climático como de las decisiones asociadas con los cultivos.

Una de las mujeres vinculadas es Martha Isabel Rueda de la vereda Belmonte en el municipio de Zapatoca, quien ha aprendido a identificar las enfermedades que sufren los cítricos que cultiva y cómo estas pueden presentarse a causa del clima. “Cuando hay lluvia se pudre la flor y afecta la cosecha, mientras que en verano se deforman los frutos por falta de agua entonces sabemos que debemos implementar riegos”, afirmó.

Beatriz Nuñes – Plazuela, microestaciones y parcelas

Durante este proceso participativo se han unido personas de diferentes edades y de cualquier tipo de escolaridad. El monitor más joven tiene 10 años mientras que el mayor tiene 85, esto también puede ser a causa de la participación de las mujeres. “Nos dimos cuenta que cuando son ellas quienes lideran el proceso, hay más posibilidades de que los hijos se interesen en el monitoreo, que cuando los hombres lo lideraban”, añadió Rueda.

Esto no solo pasa en la familia, también en la comunidad. Pues cuando ellas inician el proceso en territorio es más factible que se construya una mayor red de monitores climáticos, debido a su capacidad comunicativa y su precisión en los datos.

“Mi mayor aporte a la comunidad ha sido brindar información climática, por ejemplo, cuando vienen los vecinos les puedo brindar información sobre cuantas lluvias hemos tenido en el mes y en el año, y cómo se ha comportado la temperatura. Esto influye en nuestros procesos productivos, así identificamos si el mes es apto para realizar podas o siembras”, agregó Sandra Sarmiento, monitora climática de la finca San Carlos en la vereda Los Medios del municipio San Vicente de Chucurí.

Sin duda alguna, el papel de la mujer ha cambiado en el territorio, pues estar cada vez más involucradas en los procesos productivos de las fincas les permite vincularse en la toma de decisiones para que esta responsabilidad no recaiga únicamente en los hombres.

“Mi esposo vio ese monitoreo en una finca entonces quiso traerlo y yo lo quise apoyar porque trae beneficios para mi finca y mis cultivos. Así podemos saber cuándo el clima está alto o bajo. Cuando está alto nos toca estar pendientes de la broca de café que nos perfora el granito o nos daña la cosecha, y cuando está el clima bajo sembramos los cultivos”, sostuvo Marina Luna, ubicada en la vereda Mérida Carpintero de San Vicente de Chucurí.

Orfidia Díaz – Miradores de La Plazuela

Como ellas, más de 30 mujeres han decidido hacer parte de este proceso, han agregado a sus actividades diarias la generación de datos climáticos y el análisis con relación a las actividades productivas, se han involucrado más en la toma de decisiones y han sido ejemplo para la comunidad. Por eso, destacamos su labor y seguimos trabajando por la vinculación de más mujeres en la construcción de un futuro sostenible.

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