Monitores ambientales de Santander y Tolima intercambian experiencias

En Colombia, las comunidades locales son clave para la gestión ambiental de sus territorios y, en los últimos años, se han fortalecido sus capacidades técnicas para que tomen decisiones de manejo con información clara y correcta.

Este es el caso de las comunidades de San Vicente de Chucurí, Betulia, Zapatoca y Girón (Santander), y Planadas (Tolima), quienes se han convertido en monitores que generan información y miden variables ambientales, pero que además usan los datos para mejorar sus procesos agrícolas.

Por un lado, en el marco del Programa de monitoreo climático participativo del departamento de Santander que se lleva a cabo desde hace quince años, los productores han recolectado más de una década de datos relacionados con variables climáticas y los han analizado para tomar decisiones informadas sobre sus cultivos.

Mientras que, en otra zona de Colombia, en Planadas (Tolima) avanza una iniciativa para establecer un sistema de seguimiento y garantía que proporcione a las comunidades rurales y agroindustriales una medición de resultados de sostenibilidad de las inversiones a corto y largo plazo.

Con el fin de intercambiar experiencias y socializar los avances, alcances y resultados, un grupo de catorce agricultores del departamento del Tolima viajó a San Vicente de Chucurí para conocer este proceso que, aunque se implemente en otra región del país, tiene acciones y metodologías que pueden ser replicadas.

“Los agricultores de Tolima esperan aprender el monitoreo participativo y su metodología para implementarlo en el monitoreo de sostenibilidad de sistemas productivos. Por eso, se visitaron ocho monitores comunitarios de Santander, para que ellos compartieran sus experiencias. Se seleccionaron cacaocultores, caficultores, ganaderos, citricultores e instituciones como la Federación Nacional de Cacaoteros, para tener un panorama amplio”, afirmó Andrés Rueda, Jefe de proyecto de Fundación Natura.

Los tolimenses llegaron con expectativas relacionadas con el fortalecimiento de conocimientos sobre el comportamiento del clima y su relación con los cultivos; así lo mencionó Santiago Morales de la finca El Cedro: “el aprendizaje que me llevo de esta visita es que, si implementamos un proyecto de monitoreo del comportamiento climático, podríamos mejorar la productividad de nuestros cultivos en el territorio”.

Quien además resaltó la importancia del monitoreo en la región para reaccionar con anticipación y tomar decisiones informadas en el manejo de los cultivos, especialmente en el caso del cacao, un producto que podrían llevar a sus territorios con un proceso más técnico.

Por su parte, para Fabián Murcia, de la finca El Prado, “los aprendizajes que llevo a mi territorio son las buenas prácticas en los cultivos, la importancia del cuidado del medio ambiente, el sombrío para los cafetales y la necesidad de analizar el suelo”.

Además, agregó que espera ver cambios en su predio tras esta implementación, donde él pueda identificar los tiempos de mayor precipitación u otras alteraciones en el clima que sirvan de indicio para las acciones en los cultivos, prácticas relacionadas con la fertilización o la siembra, permitiéndole obtener productos de buena calidad.

Estos tres días de observación y aprendizaje fueron clave y muy útiles para los invitados. Sin embargo, los anfitriones jugaron un papel importante al compartir conocimientos, lecciones aprendidas y socializar un balance del programa en el departamento de Santander.

“Conocer cómo se comporta el clima en nuestras fincas es fundamental. Antes de iniciar el programa con Fundación Natura, solo percibía cómo se comportaban las lluvias; a veces creía que había meses sin llover, pero con este registro he aprendido cuáles son las épocas de lluvias, épocas para sembrar, para fertilizar, cuáles son las épocas secas, épocas para podar y controlar arvenses. Con la información recolectada, todo es más fácil”, aseguró Norberto Carreño, de la finca El Cóndor en San Vicente de Chucurí.

Además, Luz Aleida Gómez, de la finca El Recreo en Zapatoca, compartió un consejo a todos los invitados para aplicar en cualquier territorio: “a los nuevos monitores, que tengan constancia. Los beneficios del monitoreo son positivos para los agricultores y conocer cómo se comporta el clima les ayudará en las labores que deben hacer en sus cultivos”.

La experiencia demuestra la importancia de compartir y sumar conocimientos que aporten a iniciativas que pueden replicarse en otras zonas del país; donde estas comunidades, apoyadas por ISAGEN, SAN y Fundación Natura, esperan ver avances en sus territorios, conservar la biodiversidad, mejorar su productividad y ayudar al cambio climático.

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