Un corredor, desde el punto de vista de la Fundación Natura, favorecería desplazamientos y la reproducción de la especie, que está bajo amenaza.
BOGOTÁ, 06 DE SEPTIEMBRE DE 2016. Hace unos días fue observado un oso andino en Chingaza. El geólogo Hernando Mahecha, de Fundación Natura, grabó a un ejemplar de esta especie mientras caminaba por una de las lagunas de Siecha y obtuvo unas imágenes privilegiadas que causaron un impacto enorme en las redes sociales. Y no sólo porque el video demuestra que este profesional estuvo a centímetros del animal, sino porque permitió comprobar, una vez más, que estos mamíferos siguen dando la pelea por su supervivencia.
Pero más allá de ese momento estupendo, el avistamiento de Mahecha, sumado al trabajo que ha realizado el equipo de la Fundación Natura en esta zona del parque nacional Chingaza, dejó otra conclusión mucho más importante para el futuro de la especie. Y es que ahora más que nunca surge la necesidad de crear un corredor biológico para el oso andino en la región, ruta natural o vía ecológica de conservación que estaría dentro de la provincia del Guavio (Cundinamarca), uno de los hogares de la especie más importantes en Colombia.
El corredor es en esencia un espacio respetado por los humanos para que los osos andinos se desplacen de un lugar a otro con tranquilidad y sin estar bajo amenaza.
Y es que Mahecha no ha sido el único afortunado que se ha topado con este animal en esta amplia zona cundinamarquesa. Otros han sido vistos por ingenieros, contratistas, funcionarios de Parques Nacionales Naturales y campesinos que han hecho recorridos por la zona. Estos últimos han divisado tantos, que sus avistamientos se han vuelto una evidencia más fuerte aún para justificar su custodia.
Los osos, entre otros beneficios para el hombre y sus ecosistemas, renuevan la flora. Y esto sucede cuando se mueven o corren violentamente entre la vegetación o rompen partes de árboles con la fuerza de una locomotora, una intensa sacudida dentro del bosque que de paso permite la liberación de semillas que son el primer paso de nuevas plantas.
Nancy Vargas, quien desde Fundación Natura lidera precisamente un proceso para consolidar procesos de compensación por la ejecución del proyecto de transmisión de energía eléctrica ‘Nueva Esperanza’, obras que ejecuta EPM en 21 municipios de Cundinamarca, dice que este proceso que permitirá retribuir biodiversidad en la zona sería otra oportunidad para consolidar esa ruta natural para los osos de anteojos, como también son llamados. Un plan que ha sido reclamado muchas veces por Parques Nacionales Naturales y apoyado por Corpoguavio, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) y el ‘Proyecto Páramos’.
Y es que Vargas explica que precisamente los osos han sido vistos en Guatavita, en uno de los predios donde EPM realizará esa retribución por los trabajos que lidera. También hay pruebas suficientes de que está en el Parque Nacional Chingaza y, por lógica, se presume que recorren gran parte de los alrededores de esta área protegida.
“Por eso es urgente la consolidación de esa zona de tránsito y darles su espacio”, explica. Ella agrega que en ese corredor podría ser incluida la Reserva Biológica Encenillo, de Fundación Natura, situada en Guasca, que debería ser protagonista como una de las piezas clave de ese espacio. Generalmente estas áreas permiten el movimiento libre y sin peligros de las especies, pero además, su reproducción sana y entre ejemplares de diferentes familias o grupos, lo que garantiza el mantenimiento a largo plazo de sus poblaciones.
Y son el primer paso para establecer procesos de educación comunitaria, para que los pobladores rurales comprendan que hay que dejarle hábitat al oso para que no tenga necesidad de atacar a los animales de las fincas o salir de sus refugios en busca de comida, una situación que se vive con frecuencia y que genera conflictos con estos plantígrados maravillosos.