Desde el 2010, Fundación Natura e ISAGEN establecieron una alianza con el fin de analizar el comportamiento climático y agronómico antes, durante y después del llenado del embalse Topocoro en Santander. Para dar mayor veracidad a esos datos se decidió llevar a cabo la estrategia de Monitoreo Climático Participativo en la que se participan activamente los agricultores de la zona.
A partir del Plan de Manejo Ambiental de la Central Hidroeléctrica Sogamoso, que busca llevar a cabo el “Programa para atender la percepción de la comunidad acerca de los posibles cambios microclimáticos ocasionados por el embalse”, Fundación Natura e ISAGEN firmaron, en el año 2010, el convenio N° 47/681 con el cual se dio origen al Proyecto de Monitoreo Climático.
Esta iniciativa estuvo enfocada en recoger datos agrometeorológicos antes, durante y después del llenado del embalse; por lo que en junio del 2011 se instalaron siete estaciones meteorológicas que registran información horaria, sobre variables como: temperatura, precipitaciones, humedad relativa, evaporación del agua, radiación solar, velocidad y dirección del viento.
Acto seguido, en enero del 2012, se inició el registro agronómico en 27 parcelas demostrativas, dando mayor relevancia a los cultivos preponderantes de la zona. De esta manera se destinaron 11 parcelas en cacao clonado, 10 en cacao hibrido, 4 en café y dos de tabaco; en las que se realiza un monitoreo fenológico y fitosanitario, el primero relacionado al desarrollo de los frutos y el segundo sobre las enfermedades de los cultivos.
Con estas dos estrategias de monitoreo establecidas, empezaron a surgir inquietudes en los agricultores de la zona acerca de la veracidad de los datos que arrojaban, con la justificación de que estas herramientas eran externas a ellos y no estaban seguros de la funcionalidad de las mismas; por ello en mayo de 2013 se decidió organizar la estrategia de monitoreo climático participativo.
El monitoreo climático participativo integra de manera directa a la comunidad en la toma y registro de datos climáticos mediante microestaciones; estas cuentan con un pluviómetro que permite medir la cantidad de lluvia y un termohigrómetro que mide la temperatura y la humedad del ambiente.
Las microestaciones son instaladas dentro de las fincas de los agricultores, quienes reciben una capacitación y un seguimiento para el adecuado uso de las herramientas. Con el tiempo se espera que el agricultor además de registrar y anotar los datos, tenga la capacidad de relacionar los cambios en las condiciones del clima con el comportamiento de sus propios cultivos. Hasta la fecha se cuenta con 43 participantes, pero la meta es llegar a 50 microestaciones.
Bajo la misma estrategia, en septiembre de 2017 se inició una serie de talleres para capacitar en aspectos meteorológicos y de medición climática, a instituciones educativas de la zona de influencia de la Central Hidroeléctrica Sogamoso.
Para inicios del 2018 se espera instalar microestaciones en las instituciones educativas: El Rubí, La Plazuela, El Ramo y Palmira, para continuar con la estrategia y generar una reciprocidad de los estudiantes hacia sus familias.
El objetivo es que cada vez se involucre más la comunidad en este proceso, para que en el futuro los agricultores de la zona puedan tomar decisiones agronómicas de manera autónoma, puesto que el Proyecto de Monitoreo Climático estará en marcha hasta diciembre de 2019.