Información del vivero
El vivero permanente del convenio EPM-Fundación Natura está ubicado en la Reserva Biológica Encenillo (área protegida privada de la sociedad civil), en el municipio de Guasca (Cundinamarca).
Como parte de las obligaciones de compensación ambiental del proyecto Nueva Esperanza, EPM y Fundación Natura iniciaron en 2017 la adecuación de un vivero en la Reserva Biológica Encenillo- “Centro de Investigación y fomento en propagación y viverismo de plantas nativas de alta montaña – Elsa Matilde Escobar”-, para la propagación de más de 100.000 individuos de cerca de 70 especies nativas para la restauración ecológica del bosque altoandino y páramo. El vivero cuenta con tres naves principales: zona de germinación, zona de crecimiento y zonas de rustificación para el adecuado desarrollo de las plantas; además de zona de sustratos, bodega y oficina.
En el vivero se sigue un estricto protocolo para la propagación, que parte de la identificación de fuentes semilleras, con lo cuál se asegura la diversidad genética de las especies, obteniendo como resultado, individuos más adaptados a las condiciones locales. Con esto, se genera un banco de germoplasma dónde de una manera indirecta a la necesidad del proyecto, se conservan las semillas de especies de especial interés ecológico. Adicionalmente, el proceso de propagación cuenta con otras etapas que son importantes, como: germinación, crecimiento rápido y rustificación; y de forma transversal, la preparación de sustratos, el mantenimiento de la infraestructura, el cuidado fitosanitario, la participación comunitaria, entre otros.
Pero más allá de su rol clave para el Convenio EPM-FN, el vivero se concibe como un espacio para la investigación y difusión de información, ya que ha sido el espacio idóneo para estudiar la fenología de especies nativas (localizadas principalmente en la Reserva Biológica Encenillo), ensayos de germinación bajo distintas condiciones biofísicas, bancos de semillas, entre otros, y se ha convertido en un nicho apropiado para que estudiantes y profesionales de distintas carreras desarrollen allí acciones de voluntariado, así como un sitio de educación y sensibilización para los colegios y escuelas de la zona y de Bogotá que permanentemente lo visitan.
Es de destacar su enorme potencial como un lugar que aporta información de calidad a los procesos de restauración de ecosistemas estratégicos como son los altoandinos y páramo, y como un centro de formación y educación con impacto local y regional. Además, es el lugar ideal para conocer el esfuerzo y el proceso completo que se requiere para obtener individuos de especies nativas que después son sembrados en campo bajo el enfoque de restauración ecológica.