En el municipio de Tierralta (Córdoba), en la cuenca alta del río Sinú, se puede encontrar parte del bosque húmedo tropical que cubre la zona noroccidental del país, un lugar con influencia del Parque Nacional Natural Paramillo, circundante a la Central Hidroeléctrica URRA y con importantes zonas de Reserva Forestal del Pacífico, que hacen parte de un ecosistema de gran complejidad biológica y endemismo, “albergando el 50% de las especies de plantas del mundo”, según información de la revista científica Colombia Forestal (Noviembre, 2006).
Dentro de este contexto y en alianza con la empresa URRÁ S.A. E.S.P., la Fundación Natura lleva a cabo actividades de alistamiento o preparación para implementar el Plan de restauración ecológica participativa, en el marco del cumplimiento de la licencia ambiental para la construcción de la Central Hidroeléctrica URRÁ y de las compensaciones del componente biótico por la construcción y operación del Parque Solar URRÁ 19,9 MW. Este plan fue formulado por la empresa URRÁ, mediante un trabajo participativo con comunidades e instituciones de la región y posteriormente aprobado para implementación por distintas autoridades ambientales nacionales y regionales.
“Esta restauración ecológica participativa invita a las comunidades a vincularse, construir y ser parte activa de las diferentes etapas del proceso de recuperación de los ecosistemas de bosque, partiendo de la identificación de especies, planeación, siembra de gran diversidad de plantas nativas y llegando hasta el monitoreo, conservación y manejo sostenible de las áreas restauradas. Este enfoque busca incentivar, además, el establecimiento de alternativas productivas sostenibles para las comunidades interesadas en apoyar la conservación y restauración del bosque húmedo tropical”, afirmó Néstor Peralta, Jefe del proyecto.
Teniendo en cuenta que la Central Hidroeléctrica de URRÁ obtiene su licencia ambiental y se construye hace más de 25 años, ya se habían realizado distintas acciones encaminadas a manejar el desplazamiento de fauna por la conformación del embalse, impacto que motivo el requerimiento ambiental. Estas acciones no dieron los resultados esperados porque no contemplaron un enfoque para restaurar los bosques y su conectividad, lo que facilitaría la movilidad de la fauna, además porque los compromisos de la licencia ambiental original se restringían a labores de reforestación, dejando al lado una visión más integral que involucra el componente social. Así lo aclaró Paola Quintero, Asesora forestal de la empresa URRÁ, quien también explicó que fue necesario gestionar la modificación de la licencia ambiental de la Central Hidroeléctrica para evolucionar de reforestaciones a un proceso de restauración ecológica que impliqué la articulación de diversos actores para conocer, conservar y hacer uso sostenible del ecosistema.
“Anteriormente, con la implementación de las reforestaciones, tuvimos unos porcentajes de mortalidad muy altos y muy pocos resultados a nivel ecosistémico y de conectividad, lo que claramente no permitió manejar el impacto ambiental. Eso fue lo que nos llevó a gestionar una modificación de licencia con la autoridad ambiental y justamente proponer y formular un plan de restauración que involucrara el trabajo con las comunidades que habitan el territorio, una construcción colectiva para viabilizar la movilidad de fauna y la conservación de estos ecosistemas, ya que hacerlo de manera aislada, a espaldas de los ocupantes del territorio, sería volver a construir un fracaso”, afirmó Quintero.
Siendo así, el plan se fundamenta en un enfoque integral, articulador de diferentes ejes de trabajo, que se cimientan en la generación de conocimiento en torno al ecosistema de bosque húmedo tropical, las especies nativas y los sistemas productivos de las comunidades locales, para poder identificar participativamente las áreas de intervención y las estrategias a desarrollar.
El plan implementará acciones de conservación, restauración y alternativas productivas sostenibles, promoviendo la participación decidida de distintos representantes del territorio y el fortalecimiento de las capacidades locales y regionales. Con estas intervenciones se espera mejorar la conectividad para la fauna silvestre entre los diferentes remanentes de bosque húmedo tropical que existen en las áreas de compensación designadas, por lo que se desarrollarán acciones de monitoreo que den cuenta de los cambios en las condiciones de hábitat y de movilidad de la fauna en el territorio y en los servicios ecosistémicos que proveen los bosques.
“Este plan, atiende no solo el impacto que debe manejar URRÁ dentro de sus requerimientos ambientales, sino que contribuye al manejo de problemáticas que hoy en día están vigentes en los territorios habitados, como la alteración de los ecosistemas; por eso está diseñado bajo una mirada participativa que integra estrategias de conectividad funcional, para facilitar la movilidad y las funciones ecológicas de la fauna y, a través de esto, la conservación del bosque húmedo tropical. Este es un gran aporte no solo para la región sino para los procesos de restauración ecológica en el país, porque vamos a implementar un plan de restauración que además de ser participativo, contempla un ambicioso plan de monitoreo que incluye las condiciones de vida de las familias, lo cual no tiene antecedentes en el territorio”, agregó Quintero.
Son cerca de 420 hectáreas, que hacen parte de las obligaciones ambientales de la empresa URRÁ S.A. E.S.P., en las que se implementarán acciones de restauración ecológica y conservación de bosque húmedo tropical. “En su mayoría son predios con presencia de comunidades que se encuentran en el área de influencia del embalse y del Parque Solar URRÁ 19,9 MW. Por esto, la implementación debe tener en cuenta que es junto a la comunidad que se construye el proceso de restauración y la importancia de establecer acuerdos que garanticen no solo el mejoramiento del hábitat para la fauna, sino también el bienestar de comunidades campesinas”, aseguró Peralta.
Las familias de la zona se dedican a la agricultura. Cultivan yuca y arroz principalmente, también son pescadoras y aprovechan productos maderables y no maderables del bosque. Este uso del bosque para productos maderables es una de las actividades tradicionales que debe ser tenida en cuenta en la implementación del plan, con el fin de asegurar que los bosques existentes y las áreas a restaurar cumplan sus funciones ecosistémicas, se protejan y tengan un manejo sostenible que incorpore los medios de vida de las comunidades.
En esta fase de alistamiento, un robusto equipo interdisciplinario de la Fundación Natura ha visitado gran parte de las áreas priorizadas para la restauración ecológica y dialogado con las comunidades que allí habitan, para tener un acercamiento a su realidad y recibir de primera mano la percepción del proceso de formulación del plan que se llevó en la zona en años anteriores. Además, se realizaron siete reuniones de socialización en las que participaron cerca de 200 personas de las comunidades del área de influencia, para hablar de los resultados de la actualización, detalles de su implementación, las áreas de trabajo y la forma en que los pobladores pueden vincularse y obtener beneficios. Se espera avanzar en la investigación en propagación de especies vegetales, que al momento ha tenido resultados exitosos, generando, entre otras, protocolos para cerca de 30 especies de plantas nativas estratégicas para la conservación y restauración del bosque húmedo tropical. Este proceso investigativo consolidará las bases para una excelente implementación del plan.
A través del proceso de alistamiento del plan, la empresa URRÁ S.A. E.S.P., la Fundación Natura y las comunidades del área de influencia del municipio de Tierralta, construyen una mejor forma de implementar un proceso exitoso de restauración ecológica participativa que le apuesta a la vida, conjugando el conocimiento, la conservación, la restauración y la producción sostenible en un territorio de bosque húmedo tropical.