Así se preparan los cacaocultores de Santander ante los efectos de El Niño en la región

Desde el segundo semestre de 2023 hasta el primer trimestre de 2024 se presentará el fenómeno de El Niño con efectos como la disminución de las precipitaciones y el incremento de las temperaturas, así lo aseguró Giovanni Jiménez, Subdirector de meteorología del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), quien agregó que “el gobierno adelanta acciones como regulación energética y expidió el decreto de declaratoria de emergencia económica, social y ecológica en el departamento de La Guajira, uno de los territorios más vulnerables por la disponibilidad de agua”.

El llamado que hacen las autoridades e instituciones es adelantar acciones enfocadas en el cuidado del agua, no solo para el abastecimiento de la población, sino también para la prevención de enfermedades como chikunguña, zika, dengue, entre otras. Además, precisó que el calentamiento global es una realidad que produce aumento excesivo de temperaturas que indican una mayor cantidad de energía disponible en el océano y en la atmósfera que facilitan la ocurrencia de eventos climáticos como los ciclones tropicales.

Para entender mejor esta situación, Daniel Espinosa, Investigador meteorológico del proyecto Monitoreo climático, que ISAGEN y Fundación Natura adelantan en el departamento de Santander explica que, el “fenómeno de El Niño es un fenómeno de variabilidad climática que tiene origen en el océano pacífico ecuatorial e involucra tanto el océano como la atmosfera. Cuando se presentan temperaturas elevadas en el océano, se tienen las condiciones propicias para que se genere El Niño, mientras que, cuando está más frío el océano, inicia La Niña”.

Cabe resaltar que los efectos pueden ser diferentes en todo el planeta, mientras que, en algunos lugares van a disminuir las lluvias, en otros casos pueden aumentar. “En Santander y toda la región andina de Colombia, los efectos del fenómeno El Niño son una disminución en las precipitaciones, un aumento en la temperatura y una disminución en la humedad relativa. Es importante aclarar que no significa que no haya precipitaciones, sino que tenemos temporadas de menos lluvias en cantidad y magnitud, es decir, llueve menos que lo normal (en promedio)”, aseguró Espinosa.

Este fenómeno puede llegar a afectar a diferentes familias colombianas, principalmente, aquellas cuyo sistema económico se basa en la agricultura. Para adaptarse a estos cambios, el proyecto de monitoreo climático lleva 13 años trabajando con productores de cacao, café y tabaco, en los municipios de San Vicente de Chucurí, Betulia, Zapatoca y Girón (Santander), capacitándolos en conceptos y registro de datos diario de variables climáticas.

ISAGEN y Fundación Natura han recolectado información y brindado a las familias cacaocultoras alrededor del embalse Topocoro herramientas claves para enfrentar estas anomalías climáticas, para que estos fenómenos no afecten sus cultivos y pueden tomar las acciones necesarias a tiempo. Para esto es importante partir del conocimiento y apropiación conceptos importantes, por ejemplo, diferenciar variabilidad climática y cambio climático, le permite a la comunidad y agricultores implementar medidas a su alcance y enfocadas a sus necesidades particulares.

“Entender que la variabilidad climática obedece a condiciones naturales, donde el sistema climático presenta fluctuaciones normales conocidas como El Niño y La Niña, y que el cambio climático está ligado a las acciones antrópicas como las emisiones de gases efecto invernadero que ayudan a que El Niño y La Niña sean más intensos”, ayuda a que las comunidades se preparen para enfrentar de manera adecuada los efectos del fenómeno El Niño sobre sus cultivos.

Ante la manifestación prolongada del fenómeno El Niño, Javier Díaz Cediel, investigador agronómico del proyecto, nos comparte los efectos que podrán experimentar las familias agricultoras: “Cultivos como el cacao tienden a ser de los más sensibles debido al estrés hídrico (escasez de agua), haciendo que la plantación entre en un periodo de dormancia, cesando su actividad metabólica. Lo anterior se traduce en bajos o nulos rendimientos de la producción”.

Por su parte, monitores y productores como Benjamín Ortiz, de la vereda Miradores de la Plazuela en el municipio de Zapatoca, a través del proceso que ha vivido con el monitoreo climático participativo, no solo han identificado cómo se afecta el cacao, también han aprendido a protegerlo.

“La primera afectación que causa el verano es en el cacao, que es lo que más se cultiva; uno se da cuenta que cuando empiezan a pasar ocho días de calor la mata comienza a botar los frutos y las hojas se ven más deterioradas. Los otros cultivos no se ven tan afectados. Las medidas que yo tomo son llevar un registro de monitoreo desde hace tiempo atrás para saber qué momentos son más secos, para que el cacao no esté tan limpio, que tenga hierba para que no le dé tan fuerte esa temporada”, aseguró Benjamín.

Una gran ventaja es, precisamente, la información que se ha registrado en los 11 años de investigación, con la cual, los agricultores pueden identificar los meses del año de mayor o menor lluvia para tomar decisiones de manejo sobre sus cultivos:

  • En los meses de bajas lluvias los agricultores deben evitar hacer podas fuertes y mantener el sombrío en el cacao.
  • En épocas de sequía aprovechar los vástagos de los plátanos y bananos para colocarlos cerca de las raíces de los árboles de cacao, ya que estos contienen abundante agua que va siendo liberada gradualmente hacia las raíces del árbol.
  • Cuando se tienen plantaciones nuevas se debe usar hidrogel para suministrar agua a las raíces.

Estas son algunas de las recomendaciones que el programa Monitoreo climático brinda durante el fenómeno de El Niño y otras temporadas del año, acompañando a los monitores para fortalecer el cuidado, mejorar la calidad y aumentar productividad de sus cultivos. De esta forma, no solo comparten la información meteorológica con las familias santandereanas, sino que aportan en el crecimiento social y económico de la región.

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