El cacao es uno de los productos más importantes para Colombia, para las familias que lo cultivan, que lo transforman y lo convirtieron en la base de su economía. Esto se ve reflejado en las cifras que entregó la Federación Nacional de Cacaoteros respecto a 2024, pues se registró una producción histórica de más de 73 mil toneladas, superando las más de 59 mil de 2023 y las cerca de 69 mil de 2021.
Sumado a esto, en el ranking de producción de cacao por departamentos de 2024, realizado por Fedecacao, Santander ocupó el primer lugar con más de 28 mil toneladas de cacao, lo que representa el 41% de la participación nacional.
Estas cifras de producción, la calidad y los procesos de cultivo y transformación han hecho del cacao una pieza fundamental para la economía y la cultura del departamento. Por eso, ha sido clave en la implementación del Monitoreo climático participativo, en los municipios de San Vicente de Chucurí, Betulia, Zapatoca y Girón.
Esta iniciativa, de ISAGEN y Fundación Natura, permite generar conocimientos y contribuir a procesos técnicos relacionados con el cultivo, para que así, las familias productoras y monitoras tomen decisiones informadas sobre sus predios, a través del análisis de los datos que recolectan diariamente sobre las variables climáticas.
Para entender mejor cómo afecta la variabilidad climática al cultivo de cacao, Héctor Gregorio, agrónomo del programa de Monitoreo climático participativo, nos explicó tres tipos de afectaciones:
- Cambios en la floración y fructificación: las alteraciones en la temperatura y la precipitación pueden cambiar los patrones en la frecuencia y cantidad de estos procesos en los cultivos de cacao.
- Aumento de enfermedades: las condiciones más húmedas favorecen hongos como Moniliophthora roreri o moniliasis; mazorca negra, comúnmente conocida como fitóftora, causada por el hongo Phytophthora spp; y escoba de bruja, producida por el hongo Moniliophthora pernisiosa. Esta situación puede llegar a generar pérdidas considerables en el cultivo de cacao.
- Estrés hídrico: las sequías prolongadas reducen la absorción de agua y nutrientes, limitando el crecimiento vegetativo y reproductivo, así como el llenado de las frutas y en casos extremos puede llegar a causar la muerte a las plantas de cacao.
Ante esto, el programa de monitoreo ha socializado e incentivado prácticas para que, a partir de la información recolectada, se puedan tomar mejores decisiones sobre el cultivo. “Cuando se conoce y usa la información climática adecuadamente, las familias pueden implementar medidas que permitan mitigar los impactos negativos de los fenómenos de variabilidad climática”, afirmó Héctor.
Algunas de las acciones que pueden tener en cuenta las familias cacaocultoras se relacionan con el ajuste de calendarios agrícolas, ya que, de acuerdo con las condiciones climáticas, se realizan modificaciones en las fechas para los controles de arvenses, poda de cacao, aplicación de correctivos y fertilizantes. Así, se verifica que las actividades se realicen en los periodos que representen un impacto positivo para la producción.
Por otro lado, Héctor también recomienda tener en cuenta el uso de coberturas vegetales y sombra, pues “el cacao puede acompañarse de forestales y arvenses que contribuyen a filtrar los rayos solares para disminuir el impacto de la radiación solar y el viento en suelo del cultivo, mejorando la circulación de nutrientes, evitando la evapotranspiración de las plantas de cacao y conservando la humedad del suelo”.
La recolección de información meteorológica que recolectan las familias monitoras es fundamental para tomar decisiones que favorecen la producción de cacao y de otros productos, como el café y los cítricos.
Sin embargo, aún quedan retos y procesos que deben fortalecerse para favorecer la producción y utilizar de forma eficiente la información climática. Por un lado, está el
cambio generacional; los jóvenes salen de los territorios a centros poblados para estudiar o buscar otras oportunidades y como consecuencia se pierde el relevo en el manejo del cultivo de cacao.
También está el “acceso limitado a tecnología y desconocimiento para acceder a la información climática: algunos de los productores de cacao no cuentan con celulares inteligentes o conexión a internet; en otros casos se puede llegar a contar con las herramientas, pero el desconocimiento por parte de las familias acerca de la disponibilidad de información climática hace que estas no la tengan en cuenta para tomar decisiones acerca de las actividades que se deben ejecutar en el cultivo de cacao”, Héctor.
Aún quedan algunos desafíos que deben tenerse en cuenta para seguir posicionando al departamento de Santander como una de las regiones con el mejor cacao del país y mayores cifras de producción. Por eso, es importante seguir sumando esfuerzos y trabajar articuladamente con las familias cacaoteras para fortalecer sus procesos.
Desde el programa de Monitoreo climático participativo, resaltamos la labor de los productores y monitores que se han sumado a esta iniciativa -que lleva más de una década aportando información meteorológica y agrícola para la toma de decisiones informadas-, que demuestran que es posible encontrar un equilibrio entre la producción, la conservación y la seguridad alimentaria.