Vivero del convenio EPM-FN como un espacio de aprendizaje en propagación de especies nativas y restauración ecológica

En el vivero del Convenio EPM – Fundación Natura, ubicado en la Reserva Biológica Encenillo, municipio de Guasca (Cundinamarca), se implementan acciones de propagación para las Compensaciones ambientales de la línea de trasmisión de energía eléctrica Nueva Esperanza, lo que lo ha convertido en un centro de investigación y fomento en propagación y viverismo de plantas nativas de alta montaña. Su operación inició en 2017 con el fin de propagar más de 100.000 individuos de cerca de 70 especies nativas para la restauración ecológica del bosque altoandino y páramo.

Dentro de las actividades que se desarrollan en el vivero se encuentran: recolección de frutos y semillas, beneficio y propagación de semillas, embolsado y cuidado de las plántulas hasta que se disponen para la siembra. Asimismo, se llevan a cabo procesos educativos y de capacitación que posicionan al vivero como un espacio de aprendizaje para la gestión de conocimiento e intercambio de experiencias.

De esta forma, y en aras de promover los aprendizajes con diversas comunidades, el proyecto Guardianas de los Páramos en alianza con el Programa de Pequeñas Donaciones del GEF- PPD, Corporación Mundial de la Mujer-CMM y SWISSAID Colombia, apoyaron el encuentro de 12 organizaciones comunitarias representadas en 11 mujeres y 5 hombres jóvenes y adultos, en el vivero para participar de un ejercicio de capacitación y voluntariado. Una iniciativa que apoya proyectos locales desde un enfoque territorial con el fin de contribuir al uso sostenible de los recursos conservación, restauración del páramo y del bosque altoandino de manera equitativa y participativa.

Dicho proceso integra 37 organizaciones comunitarias enfocadas al desarrollo sostenible de los territorios que hacen parte de los municipios de Mongua, Monguí, Gamesa, Tasco, Socha y Socotá (Boyacá). Estos municipios tienen influencia sobre el páramo de Pisba y sobre el complejo de los páramos Tota – Bijagual – Mamapacha.

“Algunas particularidades de estas organizaciones es que tienen una visión agroecológica para la producción alimentaria de las familias. Buscan realizar acciones de restauración ecológica para la mejora de las fincas y la protección de nacimientos de agua. Además, cuentan con enfoque de género para la equidad en la toma de decisiones, pero resaltando a las mujeres como protagonistas y lideresas en la gestión del territorio”, aseguró Ana María Novoa del Equipo técnico del proyecto Mujeres Guardianas de los Páramos de Boyacá.

Dicho proyecto busca empoderar a las comunidades y fortalecerlas como actores clave en la toma de decisiones. Respondiendo a esto, se realizan capacitaciones en temas de agroecología, instalación de viveros y propagación de especies nativas.

Por eso, durante dos días, el equipo técnico de Fundación Natura brindó una capacitación a los representantes de quince iniciativas, con el fin de compartir experiencias, estrategias, pasos a seguir y recomendaciones para la propagación de especies nativas para la restauración ecológica.

“La jornada inició dando un contexto sobre la restauración ecológica y su importancia para la recuperación de ecosistemas altoandinos y páramo, en seguida se mostraron las diferentes etapas que se tienen en la propagación de especies nativas. Desde la identificación de las fuentes semilleras, germinación, trasplante, crecimiento y, para finalizar, se habló del paso de las plántulas a la zona de rustificación previo a ser llevadas al terreno”, afirmó Néstor Peralta, Gestor socioambiental del Convenio EPM – Fundación Natura.

En el cierre de la jornada, las organizaciones comunitarias apoyaron algunas de las labores que se realizan en el vivero como trasplante de las semillas germinadas y mezcla de sustrato para las fases de crecimiento de las plántulas.

La experiencia finalizó con satisfacción, aprendizajes y agradecimientos, dejando ver el importante papel de los viveros como centros de investigación, en los que se crean y se comparten conocimientos; sin dejar de lado, la importancia de integrar los saberes ancestrales, técnicos y académicos en los procesos de conservación y restauración de los territorios.

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