“En la crianza del campo me enseñaron que la vida me la gano sembrando”

Dora Hernández Flórez es una mujer chucureña que toda su vida se ha dedicado a cultivar. Desde muy niña acompañó a su padre en las labores del campo, recuerda que el cultivo de cacao siempre fue la prioridad en su familia.

Toda su niñez la vivió en la vereda Peltrecho en San Vicente de Chucurí (Santander) y al ser la menor de sus diez hermanos era la consentida de mamá. Cuenta que tuvo pocas amistades y que su mayor afán era salir de la jornada escolar para irse con su papá a los cultivos. Sus labores eran mínimas, generalmente en la época de cosecha se dedicaba a sacar la pepa de la semilla del cacao o desengruyar, como ella lo llama.

A diferencia de su mamá, su papá siempre le inculcó la idea de organizar un hogar. Por medio de una misión religiosa, a sus 18 años, conoció a su esposo Hermes Rueda, con quien formó un hogar de tres hijos y se mudó a la vereda La Plazuela del municipio de Zapatoca.

El orgullo la invade al contar que junto a su esposo validaron y se graduaron de bachilleres en el 2015. También, a pesar de estar dedicada tiempo completo al hogar, ha participativo en diversos cursos del Sena sobre técnicas de trasformación del cacao y cítricos. Allí fue donde aprendió que los cítricos tienen mayor resistencia y actualmente es el cultivo de mayor extensión en su finca.

A través de los talleres realizados en su vereda conoció el Proyecto de Monitoreo Climático. Narra que al igual que sus vecinos, sentía incertidumbre por los datos climáticos que arrojaban las estaciones, por tal razón, desde el 2016, optó por vincularse al monitoreo climático participativo. Adquirió una microestación que cuenta con un termohigrómetro y un pluviómetro, con los que mide a diario la temperatura, la humedad relativa y las lluvias.

Asegura que con la microestación se le ha facilitado el manejo de sus cultivos, ya que, “al convertirla en una herramienta de trabajo diaria, he aprendido a relacionar los datos climáticos con el trabajo que debo realizar a las plantas”. Por ejemplo, cuando aumenta las lluvias hacen uso de fertilizantes en los cultivos.

Sorely, su hija menor, también hace parte de la estrategia de monitoreo climático participativo en su escuela y dice que este tipo de actividades “le permiten a la región generar una cultura de adaptabilidad para administrar los cultivos bajo cualquier condición”.

“La crianza del campo le forma bases para toda la vida: la vida se la gana sembrando plantas y cultivando, todo lo que tenemos es por el trabajo en el campo; uno no se debe ir de una región porque algo cambia, al contrario, uno debe buscar más materiales vegetales, porque cada uno es el que se debe adaptar, tenemos que ser agradecidos con la tierra”, finalizó Dora.

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