Una aproximación al ecosistema de Bosque Seco Tropical, uno de los más transformados en Colombia

Cada uno de los ecosistemas presentes en Colombia y en el mundo, cumple una función importante para garantizar la supervivencia de numerosos seres vivos que cohabitan en un determinado lugar e interactúan entre sí para mantener el equilibrio natural, aportando diferentes tipos de servicios para la coexistencia humana.

El Bosque Seco es uno de los ecosistemas más amenazados en el mundo, de ahí la imperiosa necesidad de fijar la mirada en generar investigación e implementar procesos que aporten a su conservación.  El Plan de Restauración Ecológica de Bosque Seco Tropical de El Quimbo tiene dentro de sus principales propósitos promover la apropiación social del conocimiento sobre este ecosistema y las acciones que se implementan para la restauración de 11.079 ha, en la región del valle alto del Magdalena.

En la sesión de apertura del ciclo de seminarios virtuales: Aproximaciones a la restauración ecológica del Bosque Seco Tropical (Bs-T), organizados por Enel-Emgesa y Fundación Natura, la atención de los participantes se centró en conocer algunas características de este ecosistema, su estado actual en el mundo y en Colombia, y las posibilidades que existen para su conservación y restauración. El encargado de intercambiar conocimientos y experiencias fue el ingeniero Francisco Torres de la Fundación Natura, jefe de proyecto del Plan de restauración ecológica de Bs-T de El Quimbo.

Con base en la recopilación de información y los estudios existentes, se destaca que los bosques secos se encuentran entre los ecosistemas más amenazados en todo el mundo, debido a la transformación antropogénica para la agricultura y otros usos (Portillo-Quintero y Sánchez-Azofeifa, 2010). Según la estimación hecha por Miles et al. (2006), el 97% del área existente de Bs-T en los trópicos está en riesgo debido a uno o más factores como la transformación del paisaje, la fragmentación del hábitat y el cambio climático.

En Colombia, es el ecosistema que presenta la mayor transformación debido a que cerca del 90% de sus coberturas originales fueron reemplazadas principalmente por pastos y campos agrícolas durante el último siglo (Etter et al., 2008). Originalmente, este ecosistema cubría más de 9 millones de hectáreas.

De acuerdo con las categorías establecidas por la UICN, en la Lista Roja de Ecosistemas (LRE) para Colombia, se clasificó al Bs-T como uno de los ecosistemas que se encuentran en peligro crítico (CR) (Etter et al., 2017). En Colombia, entre 1970 y 2015, los ecosistemas que se consideran bajo la categoría CR como el Bs-T fueron los más afectados por un alto nivel de impacto humano, sobre todo en las regiones Andina y Caribe (Correa et al 2020), lo que hace que sea de máxima prioridad para la conservación y restauración (Pizano et al, 2017).

Otro aspecto importante a resaltar es que menos del  5% del Bs-T existente está representado en áreas protegidas  y el 65% de las tierras que han sido deforestadas y eran bosque seco presentan desertificación. Ante este oscuro panorama, se vislumbra una luz al haber sido declarado como un ecosistema estratégico por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible (MADS, 2016).

¿Sabemos qué es el Bosque Seco?

Existen diferentes definiciones sobre el Bosque Seco, pero una característica definitoria es una estacionalidad pronunciada con un período de sequía que representa un momento de estrés hídrico (Portillo-Quintero y Sánchez-Azofeifa, 2010). Con vegetación, fauna, microorganismos y procesos ecológicos adaptados a estas condiciones de estacionalidad climática:

  • Altura de 0 a 1200 msnm
  • Precipitación < 1000 mm /año
  • Temperaturas entre los 24 y los 30 °C
  • El 54,2% de la extensión global de los Bs-T se encuentran en América del Sur y el 12,5% en América Central (Miles et al., 2006). En Colombia, el Bs-T se encuentra representado en el valle del río Magdalena, valle del río Cauca, región Caribe, valle del río Patía, región de los Santanderes. El Bs-T aporta una amplia oferta de servicios ecosistémicos culturales, de aprovisionamiento, de regulación y de sostenimiento para beneficio de la población.

A su vez, alberga una amplia diversidad biológica, por ejemplo: 2559 plantas, de las cuales 54 son endémicas y 36 están bajo amenaza de extinción (Instituto Humboldt, 2019). Para mencionar algunos datos, en este ecosistema habita el 24% de la diversidad de grupo de escarabajos coprófagos en Colombia y el 6% de diversidad de anfibios del país.

¿Cuál es el panorama actual del Bs-T en Colombia?

Actualmente hay cerca de 705.000 ha de este ecosistema, que representan un poco menos del 8% de las 9.000.000 ha con potencial para soportarlo. Las áreas con Bs-T son remanentes altamente fragmentados y poco conectados. La transformación histórica es el resultado de fuertes presiones antrópicas que se evidencian en que el 65% de las áreas que fueron bosque, ahora se usan para la ganadería. A su vez, el 43% de estas áreas presentan erosión moderada y el 23% presentan sobreutilización severa.

¿Qué medidas se están tomando en Colombia frente a este panorama?

A nivel nacional se constituyó la Red de investigación y monitoreo del Bosque Seco Tropical  en Colombia (Red BST-col) y a la vez el  Sistema de monitoreo integrado de este ecosistema, fortaleciendo las investigaciones y publicaciones hacia la generación de conocimiento, decisiones de manejo y gestión integral (socio-ecológica) para la conservación de este bosque, lo cual se encuentra sustentado en la Política Nacional para la Gestión Integral del Bs-T (PNGIBST) que está en formulación, con un enfoque regional, y un plan de acción orientado al conocimiento, restauración, preservación y uso sostenible.

De manera significativa, las líneas estratégicas de restauración tienen como metas la identificación de áreas priorizadas, el incremento de coberturas mediante estrategias de restauración, sistema de monitoreo de procesos de restauración y programas de arbolado urbanos para las ciudades del Bs-T

La mayoría de las áreas priorizadas para restauración en Colombia, aproximadamente 3,15 millones de ha coinciden con áreas secas. En el Caribe, el Chicamocha, valles superiores del Magdalena y Patía en los Andes, con gran oportunidad para la restauración (Etter et al., 2020).

Con todo esto, la restauración ecológica se posiciona como la gran apuesta para enfrentar las amenazas y degradación que actualmente lo afectan. De ahí la importancia de la investigación básica y aplicada, y la implementación a gran escala de los procesos de restauración sobre este ecosistema en la región del Valle del Magdalena, que se realiza como medida de compensación ambiental de la Central Hidroeléctrica  El Quimbo en el centro del departamento del Huila.

Queda abierta la invitación a enfocar la mirada en el ecosistema de Bosque Seco Tropical y puntualizar sobre la información compartida a través del siguiente enlace:

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