Fundación Natura en alianza con Fundación Coca Cola, a través del proyecto Playas libres, basura cero, buscan involucrar a la comunidad en la cultura de cuidado de playas, generando procesos que mitiguen y disminuyan las prácticas que contaminan y degradan el ecosistema marino costero.
Para esto, fue necesario identificar los modelos de gestión local que se desarrollan alrededor de los residuos sólidos y su incidencia en las playas; diseñar una estrategia de educación ambiental y trabajar de forma articulada con diferentes actores del territorio.
Estos procesos se vienen desarrollando en cuatro zonas del país: Bahía Solano (Chocó), Coveñas (Sucre), Puerto Colombia (Atlántico) y San Andrés Isla (Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina). Cada una con unas problemáticas diferentes y, por ende, en busca de soluciones diversas, adaptadas a sus contextos.
En el caso de Coveñas, hay lugares donde no pasa el carro recolector y la cantidad de residuos aumenta por el turismo. “Cada sector tiene condiciones distintas, pero, para puntualizar, en el sector La Marta, por la zona de playa, algunas propiedades no tienen salida a la carretera principal por donde transita el servicio de aseo municipal, lo que hace que no se tenga opción de hacer disposición final en el relleno sanitario”, aseguró Adriana Jiménez, gestora local de Coveñas.
Allí está ubicado De Mar Amar Hostal, un espacio que busca incentivar a los turistas para que consuman responsablemente y disminuyan los residuos. Una de sus iniciativas, construidas de la mano de Playas libres, basura cero, ha sido la realización de un taller de bioconstrucción, liderado por Nahomy Campos, apoyo administrativo del proyecto; Jonathan Arévalo, apoyo logístico del proyecto; y María Lorena Otero, propietaria del hostal.
“Este espacio ayudó a reconocer los recursos que tenemos a disposición en el territorio, no solo materiales aprovechables sino también recursos humanos; uniendo en un tejido los saberes y haceres de la comunidad. En el taller se tejen relaciones sociales y culturales que tienen como finalidad rescatar las costumbres a través de la arquitectura vernácula, ya que la bioconstrucción no es nada nuevo, nuestros abuelos, tanto en el norte como en el sur del continente, vivían en casas ecológicas e implementaban distintas técnicas que ahora usamos para proteger nuestro patrimonio cultural”, afirmó Nahomy.
Durante los tres días de taller, participaron arquitectos, artesanos, ingenieros civiles, ingenieros ambientales, administradores, diseñadores industriales y sabedores del territorio, que le dieron una segunda oportunidad a residuos sólidos como: botellas de vidrio, llantas de moto, troncos recuperados del mar, estibas, PVC, PET, entre otros. El resultado fue la construcción de la Estación de Reciclaje R3 Amar de Coveñas.
“La Estación de Reciclaje R3 Amar, es un espacio pedagógico que nos enseña cómo podemos transformar los residuos aplicando la reducción, reutilización y el reciclaje, para el aprovechamiento por medio de la elaboración de materiales y estructuras fácilmente adaptables a cualquier espacio, con el fin de generar una transformación cultural en la consciencia ambiental de los seres humanos”, agregó Jonathan Arevalo.
En este centro de acopio, se podrán recolectar residuos aprovechables con el fin de poder cerrar el ciclo de vida de manera adecuada y responsable.
“Todo inicia con la separación de los residuos en cuatro eco-puntos dispuestos al interior del hostal, continúa con la limpieza, para finalizar con el almacenamiento y su posterior aprovechamiento. El cual se ve marcado por dos partes, la primera es la entrega de estos a la ruta selectiva generada por la chatarrería Coveñas y la segunda en la transformación de estos residuos por medio de talleres de educación ambiental que tienen como objetivo impactar a la comunidad”, explicó Nahomy.
Ahora, La Marta (Coveñas) cuenta con una estación de reciclaje, iniciativa que permite seguir trabajando por una disposición adecuada de los residuos sólidos y la reutilización del material aprovechable, de esta forma evitan que los residuos terminen en las calles del municipio, en el manglar, en las playas o en el mar.