La familia Centeno Martínez, un ejemplo de la agricultura familiar

“El futuro está en la cantidad de conocimientos y valores que le enseñamos a nuestros hijos. Por eso todos estamos dispuestos a participar de estos espacios fructíferos que nos ayudan a darle un manejo eficiente a nuestra empresa familiar”.

Mauricio Centeno

La empresa de la Familia Centeno Martínez se llama Finca San Isidro y está ubicada en la vereda Santa Helena, en el municipio de San Vicente de Chucurí (Santander). Esta empresa posee una gran riqueza cuyo valor es incalculable, pues sus tierras producen diversidad de frutos valiosos y está dirigida por el amor y unión de los cinco integrantes de su familia.

En San Isidro vive Mauricio Centeno con su esposa, Paola Martínez, y sus tres hijos: Andrés Mauricio de 16 años, Steven de 12 y su hija Saret Sofía de 8 años. Cada uno de los integrantes de esta familia cumple con un rol en la realización de las actividades de su finca, donde además disfrutan de sus compañías y entre risas y chistes, terminan sus labores satisfechos por el deber cumplido.

“La actividad que más disfrutamos juntos es la recolección de los cítricos, nos hacemos bromas y así entre risas vamos aprendiendo juntos. Siempre habrá algo nuevo por aprender y transmitir a nuestros hijos”, comentó Mauricio Centeno.

Para Mauricio Centeno y Paola Martínez, el campo lo es todo, pues sus raíces y sus crianzas fueron muy similares, comenzando porque los dos son hijos de agricultores y sienten el mismo amor y respeto por la agricultura. Fue así como decidieron seguir el legado de sus familias y formar su propia empresa agrícola, en la que hoy cosechan deliciosos frutos como: el mango, la naranja, aguacate, mandarinas, cacao, limón, pan coger entre otros.

Esta familia está orgullosa de sus esfuerzos, de lo que hacen y muestran gran interés por seguir aprendiendo sobre el campo y la producción agrícola. Además, se destacan por su liderazgo y disposición ante la vinculación a diferentes proyectos ambientales en beneficio de su comunidad, pues ellos reconocen la importancia de inculcar a sus hijos el respeto y amor por la naturaleza, los cultivos, los animales y el cuidado del medio ambiente.

En el año 2017, la familia Centeno Martínez se vinculó al  proyecto de Monitoreo climático participativo, desarrollado por ISAGEN y Fundación Natura, en el área de influencia de la hidroeléctrica Sogamoso, en donde, por medio de instrumentos meteorológicos, su  familia  aprendió a monitorear el clima desde su finca tomando registro diario de la temperatura, humedad relativa y precipitaciones;  actividad que vienen desarrollando desde hace cuatros años, siendo un ejemplo de perseverancia y colaboración conjunta dentro de su territorio y reconociendo el valor que tiene ampliar conceptos científicos en la ruralidad.

“Por medio de este proyecto, además de monitorear el clima, hemos aprendido en familia a relacionar nuestros cultivos con el clima, saber que también se ven afectados por los cambios climáticos y que debemos programar nuestras actividades culturales con las condiciones climáticas, identificando en que meses del año podemos abonar, hacer plateo, o las resiembras, actividades importantes para una buena  producción y lo más importante todas las actividades las desarrollamos con nuestros hijos”, señaló Centeno.

La agricultura familiar ofrece una oportunidad única para garantizar la seguridad alimentaria, mejorar los medios de vida, gestionar mejor los recursos naturales, proteger el medio ambiente y lograr un desarrollo sostenible, en especial en las zonas rurales.

Gracias a su sabiduría y cuidado de la tierra, los agricultores familiares son los agentes de cambio que necesitamos para lograr un planeta más equilibrado y resiliente.

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