Nuevos aportes para la conservación de los ecosistemas de agua dulce del país

Fundación Natura presentó los resultados de seis años de implementación del proyecto GEF Magdalena Cauca Vive, el cual desarrolló acciones de la mano con comunidades locales, instituciones y organizaciones ambientales, con el objetivo de proteger todos los recursos que ofrece la macrocuenca más importante de Colombia.

Cuando se habla de la macrocuencua Magdalena – Cauca, muchas veces el enfoque se dirige a los beneficios que esta ofrece a todos esos hombres y mujeres que navegan sus aguas, y comunidades que subsisten del recurso alimenticio que esta brinda. Sin embargo, poco se dialoga sobre sus problemáticas y acciones para mitigar el impacto que estas ocasionan en el país.

Contaminación, cambios en el uso del suelo, erosión, colmatación, sobrexplotación de los recursos, taponamiento y desvío del curso natural de los cuerpos de agua, entre otros, han puesto en peligro la oferta natural y los servicios ecosistémicos de los que dependen los habitantes ribereños y el 77% de la población de Colombia. La realidad del cambio climático se manifiesta en consecuencias como las inundaciones y los desastres naturales que afectan a las comunidades ribereñas desde hace meses. Se estima que ha perdido el 77% de su cobertura terrestre natural y gran parte de su potencial pesquero en los últimos 30 años. Esta alteración de los ecosistemas ha afectado la existencia de especies emblemáticas y en peligro como el manatí, bagre rayado, mono araña, jaguar, mangle cienaguero, palma estera, entre otros.

Es por ello que, en esta macrocuenca extensa y compleja, Fundación Natura seleccionó cinco núcleos de intervención acordes con las prioridades de conservación establecidas para el país, por la importancia y estado de sus recursos, y por las características socioculturales ligadas al uso tradicional de la biodiversidad. Estos cinco núcleos se extienden desde las zonas altas de la macrocuenca, con páramos y bosques altoandinos en el Eje Cafetero, zonas medias como río Claro y el Magdalena Medio, las zonas del bajo Cauca en Ayapel y el bajo Magdalena con su bosque seco tropical.

Durante su implementación, se brindó apoyo a procesos de declaratoria de las áreas protegidas, formulación de planes de manejo, recuperación de la conectividad de bosques por medio de la restauración terrestre y acuática, promoción de mejores prácticas en la actividad de pesca y comercialización pesquera, articulación con actores locales y apoyo a iniciativas comunitarias, estudios de modelación ecohidrológica para la proyección de escenarios futuros, monitoreos del ecosistema acuático, fortalecimiento a la gobernanza por medio de mesas de gestión territorial y apoyo a diversas alternativas productivas sostenibles de las comunidades en los diversos territorios.

“Estar en la macrocuenca Magdalena-Cauca nos llenó de esperanza y de motivos para creer que, a pesar de encontrarnos en un sistema tan alterado y afectado por las transformaciones de sus partes, aún tiene capacidad de respuesta positiva y resiliente”, expresó Claro Solano, directora ejecutiva de Fundación Natura, quien manifestó que a través de este proyecto se transformó la vida de personas, familias, grupos y organizaciones en diferentes partes del territorio.

Insumos fundamentales para proteger el agua

Sandra Vilardy, viceministra de Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, aseguró que el proyecto GEF Magdalena Cauca Vive entrega insumos valiosos para el país sobre los avances en acciones de restauración de humedales: “Hoy que iniciamos el tercer año del fenómeno de la niña y que el gobierno nacional tuvo que declarar emergencia y calamidad por desastre natural, necesitamos más insumos técnicos y más capacidades locales para la restauración de la regulación del ciclo del agua en tiempo de crisis y de incertidumbre climática”.

El proyecto abordó el gran reto de contribuir a la conservación y el uso sostenible de la macrocuenca, desde diversas estrategias como: incorporación de 201.610 nuevas hectáreas al Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SINAP), apoyo a cuatro rutas declaratorias de Áreas Protegidas Regionales, diseño y formulación de cinco nuevos planes de manejo, entrega de herramientas para la toma de decisiones (modelaciones ecohidrológicas y protocolo de monitoreo acuático), fortalecimiento de modelos de gobernanza y planeación conjunta involucrando a 30 municipios, siete corporaciones autónomas regionales, cuatro oficinas regionales de la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca- Aunap, diez ONG y a diferentes actores sociales y comunitarios, como ganaderos, agricultores, pescadores, artesanos, entre otros.

La implementación de acciones de restauración permitió disminuir la fragmentación actual de los ecosistemas, con más de 116.000 árboles sembrados y 551,74 hectáreas en proceso de restauración ecológica. En estos esfuerzos se vincularon 35 asociaciones comunitarias, a través de una alianza con el Programa de Pequeñas Donaciones del PNUD- PPD, que buscó vincular comunidades locales a los procesos de conservación.

El proyecto tuvo un eje central y prioritario en su trabajo, y fue la vinculación de las comunidades campesinas en la búsqueda de formas de aprovechamiento de los recursos disponibles y la protección de la biodiversidad que sostienen estos ecosistemas estratégicos. “No llegaron a obligarnos o a prohibirnos, simplemente llegaron a capacitarnos y a decirnos que sí se puede y que hay formas de hacerlo. Nos capacitamos y ahora podemos hacer sistemas productivos sostenibles y mitigar el daño en nuestros ecosistemas” comentó Ariolfo Díaz, representante de la JAC Riberas del San Juan de Cimitarra, Santander, respecto a la capacidad instalada que dejó el proyecto en su territorio.Carlos Vieira, coordinador del proyecto explicó que la contribución final de este proceso se puede resumir en que aporta elementos de comparación y pilotos demostrativos de lo que puede ser el manejo y el ordenamiento del territorio desde el agua, los ríos, las ciénagas y los humedales que mantienen la base de la seguridad alimentaria de las comunidades y que exigen una gobernanza amplia, vinculante y legítima que involucre a todos los actores del territorio.

Con el reto a futuro que plantea el Gobierno Nacional de ordenar el territorio alrededor de los ciclos del agua, Fundación Natura, el Banco Interamericano de Desarrollo- BID y todos los aliados que participaron en el proyecto GEF Magdalena Cauca Vive, han dado un primer paso hacia la protección recuperación y conservación de estos ecosistemas fundamentales para el desarrollo social, económico y ambiental del país. “Sigamos cuidando nuestros ríos Cauca y Magdalena, ellos son el alma de todos los colombianos” concluye Clara Solano en su intervención.

Evento de entrega de resultados

En noviembre de 2022 se realizó la jornada de cierre del proyecto GEF Magdalena Cauca Vive en las Instalaciones de la Escuela de Administración de Negocios (EAN), para entregar a Colombia aportes significativos que permitirán a futuro tener mejores herramientas para la planeación y toma de decisiones, contar con capacidad instalada en los territorios y conocimientos para seguir recuperando los ecosistemas dulceacuícolas del país.

Peces, ciénagas y piraguas se tomaron las instalaciones de la EAN con una muestra ambiental compuesta por fotografías, videos, ilustraciones, juegos pedagógicos y con la presencia de asociaciones locales, quienes contaron su experiencia con el proyecto y mostraron a los visitantes productos como peces, especies nativas vegetales, artesanías, cacao y miel. El evento hizo un recorrido por los diferentes ecosistemas de la macrocuenca y permitió a los asistentes conocer de cerca sus valores objeto de conservación, sus principales problemáticas y las acciones adelantadas en el marco del proyecto.

Con la participación de líderes comunitarios y representantes de instituciones, el espacio también propició un diálogo acerca del futuro de la macrocuenca, el papel de las comunidades y las instituciones, y el aporte del proyecto en las diferentes regiones. Como conclusión de este espacio, instituciones y comunidades manifestaron que el trabajo articulado es fundamental y que la continuación de las acciones es un compromiso de todos, que debe ser dinamizado y liderado por las comunidades, pero que debe contar con el acompañamiento y la capacitación permanente de las instituciones.

Con esto se culminan 6 años de trabajo que seguirá activo a través de otros procesos de Fundación Natura, pero que necesita seguir siendo fortalecido por la institucionalidad con el fin de que las comunidades sigan generando acciones territoriales que aporten al desarrollo sostenible del país.

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