Se extiende programa de Monitoreo Climático Participativo en Santander

Con el fin de atender la percepción de la comunidad sobre los posibles cambios microclimáticos que podrían presentarse al estar ubicados en el área de influencia del embalse Topocoro, en 2010 se dio  inicio a un proceso de monitoreo del comportamiento meteorológico en predios de la zona, una iniciativa que sorprendió por la gran acogida por parte de las familias productoras.

Siendo así,  ISAGEN y Fundación Natura decidieron implementar el programa de Monitoreo Climático Participativo, que cuenta con el mismo objetivo planteado en 2010, pero que desde 2013 involucra aún más a la comunidad local, capacitándolos en el registro de información climática, como base para la toma de decisiones en el manejo de sus cultivos.

Desde entonces, los productores de San Vicente de Chucurí, Betulia, Zapatoca y Girón (Santander), han recibido capacitaciones por parte del equipo técnico del proyecto para registrar datos relacionados con la temperatura, humedad relativa y precipitaciones; de esta forma pueden considerar las condiciones climáticas y aplicarlas en sus actividades diarias.

Este proceso tenía previsto su cierre en julio de 2022, sin embargo, “la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales – ANLA, consideró que las condiciones meteorológicas, agronómicas y de percepción necesitan de una evaluación más prolongada, por lo que amplió el requerimiento del programa por cinco años más”, afirmó Andrés Rueda, Jefe del proyecto.

Esta es una buena noticia, pues no solo se espera involucrar a nuevos productores a este sistema de monitoreo climático participativo, sino también permite mantener el proceso con las 32 familias vinculadas que han registrado datos a diario por casi una década.

Por eso es necesario “continuar con el monitoreo de las variables meteorológicas y agronómicas, y su respectivo análisis inter e intra anual; además de evaluar cuantitativamente la percepción que los pobladores tienen con respecto al clima y los cultivos”, aseguró Andrés.

Sin duda, lo que más se resalta de este proceso es el componente social que ha permitido la articulación y apropiación del sistema de monitoreo por parte de la comunidad. Por eso el jefe de proyecto resaltó que “aunque el programa es una investigación, su contribución a la región se enmarca en la crear capacidad instalada en la comprensión de las dinámicas climáticas y su relación con las enfermedades en los cultivos. Poder contar con esta información ha permitido un manejo de cultivo más eficiente, disminuyendo en algunos casos la exposición que se tiene a factores ambientales externos como es el caso del clima”.

ISAGEN y Fundación Natura reciben con agrado esta noticia y la asumen como un nuevo reto y una nueva oportunidad de seguir fortaleciendo el trabajado logrado en Santander, que resulta ser un ejemplo para los proyectos ambientales que se llevan a cabo en todo el país, pues demuestra que convertirlos en procesos y abrirle la puerta a la participación de la comunidad, puede generar mayores impactos con resultados positivos para todos.

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